
Publicado en agosto 2, 2025, última actualización en septiembre 29, 2025.
Una de las preguntas que ha generado más debate entre cristianos de diferentes denominaciones es si Jesús tuvo hermanos carnales o si los términos bíblicos se refieren a otra relación familiar.
Los evangelios mencionan claramente a los hermanos de Jesús por nombre, pero la interpretación de estas referencias ha dividido a estudiosos y creyentes durante siglos.
Esta cuestión no solo toca aspectos históricos y lingüísticos, sino que también tiene implicaciones doctrinales importantes para diferentes tradiciones cristianas.
Puntos Clave
- Evidencia bíblica directa: Los evangelios mencionan específicamente cuatro hermanos varones de Jesús (Santiago, José, Simón y Judas) y al menos dos hermanas en Mateo 13:55-56.
- Interpretación del término «hermano»: La palabra griega «adelphos» puede significar hermano carnal, primo, pariente cercano o incluso miembro de la misma comunidad, lo que ha generado diferentes interpretaciones.
- Tres perspectivas principales: La tradición protestante generalmente acepta hermanos carnales, la católica los interpreta como primos, y existe una tercera teoría de hermanastros de un matrimonio previo de José.
- Consideraciones históricas: Los estudios académicos modernos, incluyendo el trabajo del reconocido biblista John P. Meier, tienden a favorecer la interpretación literal de hermanos carnales.
- Contexto cultural judío: En la cultura judía del primer siglo, las relaciones familiares eran complejas y los términos podían tener múltiples significados dependiendo del contexto.
- Implicaciones doctrinales: Cada interpretación tiene consecuencias para doctrinas como la virginidad perpetua de María y la comprensión de la familia terrenal de Jesús.
Las Referencias Bíblicas a los Hermanos de Jesús
Los textos del Nuevo Testamento mencionan a los hermanos de Jesús en varios pasajes clave. Los evangelistas no dudan en nombrarlos específicamente y situarlos en el contexto familiar inmediato de Jesús.
El pasaje más detallado se encuentra en Mateo 13:55-56: «¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? ¿Y no están todas sus hermanas con nosotros?» Esta pregunta de los habitantes de Nazaret revela que la familia de Jesús era bien conocida en la comunidad local.
Marcos presenta información similar en Marcos 6:3, donde los mismos nombres aparecen en el mismo orden, lo que sugiere una tradición sólida sobre la composición familiar. Además, encontramos referencias en Marcos 3:31-35, donde se menciona que «vinieron entonces sus hermanos y su madre».
Juan también registra la presencia de los hermanos de Jesús en momentos específicos. En Juan 2:12 leemos que «después de esto descendieron a Capernaum, él, su madre, sus hermanos y sus discípulos». Particularmente revelador es Juan 7:5: «Porque ni aún sus hermanos creían en él», lo que indica una relación compleja durante el ministerio terrenal de Jesús.
Primera Perspectiva: Hermanos Carnales (Hijos de María y José)

La interpretación literal considera que los hermanos mencionados en los evangelios eran hijos biológicos de María y José, nacidos después de Jesús. Esta es la posición predominante en las iglesias protestantes y en gran parte de la investigación académica moderna.
Los defensores de esta perspectiva argumentan que la lectura más natural del texto bíblico apoya esta interpretación. El término griego «adelphos» aparece 343 veces en el Nuevo Testamento, y en la gran mayoría de casos se refiere claramente a hermanos de sangre. Cuando los evangelistas querían indicar otros tipos de relación familiar, utilizaban términos más específicos.
El reconocido biblista John P. Meier argumenta que Nazareth es más probable como lugar de nacimiento que Belén, así como que Jesús tuvo hermanos reales. En su monumental obra «A Marginal Jew», Meier concluye que «si el historiador o exégeta es consultado para rendir juicio sobre los textos del NT examinados, vistos simplemente como fuentes históricas, la opinión más probable es que los hermanos y hermanas de Jesús eran verdaderos hermanos».
Los estudiosos que apoyan esta interpretación señalan además Mateo 1:25, que indica que José «no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito». La palabra «hasta» (heōs en griego) sugiere que después del nacimiento de Jesús, María y José tuvieron relaciones matrimoniales normales.
Esta perspectiva también encuentra apoyo en el hecho de que Jesús es llamado específicamente «primogénito» en Lucas 2:7, un término que implica la existencia de otros hijos posteriores. Además, la reacción familiar durante el ministerio de Jesús, donde intentan llevárselo porque pensaban que «estaba fuera de sí» (Marcos 3:21), es más comprensible en el contexto de hermanos carnales.
Segunda Perspectiva: Primos (Tradición Católica)

La tradición católica interpreta que los «hermanos» de Jesús eran en realidad primos o parientes cercanos, preservando así la doctrina de la virginidad perpetua de María. Esta interpretación se basa en el uso amplio del término «hermano» en las culturas semíticas.
Los defensores de esta perspectiva argumentan que en hebreo y arameo, el término «aj» (hermano) se utilizaba frecuentemente para referirse a cualquier pariente masculino cercano. En el Antiguo Testamento encontramos ejemplos como Génesis 13:8, donde Abraham llama «hermano» a Lot, quien era en realidad su sobrino.
La Biblia usa varios modismos y para expresar hermanos verdaderos, hijos de una misma madre, se usaba la expresión «tu madre y los hijos de tu madre». En ningún lugar del Evangelio se habla de los hermanos de Jesús como «hijos de María».
Esta interpretación identifica a algunos de los hermanos mencionados con personajes conocidos del Nuevo Testamento. Santiago «el hermano del Señor» sería Santiago «el Menor», hijo de otra María mencionada en Marcos 15:40: «María madre de Jacobo el menor y de José». Esta María estaría junto a la cruz según Juan 19:25, identificada como «María la de Cleofás» y posiblemente pariente de la madre de Jesús.
Los católicos también señalan que cuando Jesús encomienda a su madre al apóstol Juan desde la cruz (Juan 19:26-27), esto sugiere que María no tenía otros hijos que pudieran cuidar de ella. En la cultura judía, era impensable que una madre fuera encomendada a alguien fuera de la familia si tenía hijos propios.
Tercera Perspectiva: Hermanastros (Hijos de José de un Matrimonio Anterior)

Una tercera teoría, menos común pero históricamente significativa, propone que los hermanos de Jesús eran hijos de José de un matrimonio anterior. Esta perspectiva, conocida como la solución de Epifanio, intenta reconciliar los textos bíblicos con la virginidad de María sin recurrir a la interpretación de «primos».
Esta teoría se basa en la ausencia de menciones específicas sobre la edad de José en los evangelios y en tradiciones posteriores que lo presentan como un hombre mayor cuando se casó con María. Los escritos apócrifos, aunque no canónicos, preservan algunas de estas tradiciones.
Los defensores argumentan que esto explicaría por qué los hermanos de Jesús parecen tener cierta autoridad familiar durante su ministerio, sugiriendo que serían mayores que él. También explicaría la dinámica familiar compleja que se observa en pasajes como Juan 7:3-5, donde los hermanos intentan influir en las decisiones de Jesús.
Sin embargo, esta perspectiva enfrenta críticas significativas. Los estudiosos señalan que no hay evidencia bíblica que respalde esta interpretación, y que las éticas de la familia oriental no permitirían a hermanos más jóvenes insultar o interferir con un hermano mayor como los hermanos de Jesús lo hicieron.
Análisis Lingüístico y Cultural del Término «Hermano»
El análisis del término griego «adelphos» (hermano) es crucial para entender esta controversia. En el contexto del Nuevo Testamento, esta palabra aparece en múltiples contextos con diferentes significados.
En su uso más común, «adelphos» se refiere claramente a hermanos carnales. Por ejemplo, en la historia de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, o Pedro y Andrés. Sin embargo, también puede tener un sentido más amplio, refiriéndose a miembros de la misma comunidad religiosa o étnica.
La clave está en el contexto cultural judío del primer siglo. En hebreo o arameo no existe un término específico para indicar el grado de parentesco, por lo que todos los parientes son «hermanos». La palabra griega «adelphos» tiene un significado muy amplio, que va desde hermano de sangre hasta hermanastro, cuñado, primo, tío, vecino o discípulo.
Los estudios académicos modernos han examinado cuidadosamente el uso de «adelphos» en la literatura judía helenística y en la Septuaginta (traducción griega del Antiguo Testamento). En el Antiguo Testamento, solo hay un caso en la Biblia hebrea donde el término tenga el sentido de «primo»: en 1 Crónicas 23:21-22, donde se dice que los primos que se casan son llamados «hermanos».
Es importante notar que el griego tenía una palabra específica para «primo» (anepsios), que aparece en Colosenses 4:10. El hecho de que los evangelistas no utilizaran este término más específico cuando se referían a los hermanos de Jesús es significativo para muchos estudiosos.
Contexto Histórico de la Familia de Jesús
Para comprender mejor esta controversia, es esencial examinar el contexto histórico de las familias judías del primer siglo. La estructura familiar en la Palestina de la época era compleja y estaba profundamente influenciada por consideraciones económicas, sociales y religiosas.
Las familias judías típicamente eran numerosas, tanto por razones económicas (más manos para trabajar) como por el cumplimiento del mandato divino de «fructificar y multiplicarse». El celibato era extremadamente raro y generalmente mal visto en la cultura judía.
José aparece en los evangelios como «tekton» (Mateo 13:55), tradicionalmente traducido como «carpintero», pero que probablemente se refería a un trabajador en construcción más general. Este oficio requería fuerza física y habilidades diversas, y era común que los hijos aprendieran el oficio del padre.
La aparente ausencia de José durante el ministerio público de Jesús ha llevado a especulaciones sobre su muerte temprana. Si José murió cuando Jesús era joven, esto habría colocado a Jesús, como hijo mayor, en una posición de responsabilidad familiar significativa.
La vida cotidiana en la familia de Jesús, como muchas familias judías del siglo I, probablemente transcurría en un entorno rural donde la agricultura y el trabajo manual eran parte integral de la vida diaria. Las parábolas de Jesús frecuentemente hacen referencia a prácticas agrícolas, sugiriendo familiaridad con estas actividades desde temprana edad.
La Investigación Académica Moderna

La investigación bíblica moderna ha aportado nuevas perspectivas a este debate a través de métodos histórico-críticos y análisis comparativos. Los estudios académicos contemporáneos tienden a ser menos influenciados por consideraciones doctrinales y más enfocados en evidencia histórica y lingüística.
Un estudio colaborativo de 1978 titulado «Mary in the New Testament: a collaborative assessment by Protestant and Roman Catholic scholars» reunió a doce especialistas de ambas tradiciones para analizar todos los pasajes bíblicos sobre el tema. Esta colaboración ecuménica llegó a conclusiones matizadas que reconocían la complejidad del tema.
John P. Meier, reconocido como uno de los principales académicos del Jesús histórico, aplicó rigurosos métodos histórico-críticos en su monumental obra «A Marginal Jew». Su análisis se basa en criterios de historicidad como el criterio de embarazo (información que habría sido incómoda para la iglesia primitiva inventar), atestación múltiple y coherencia.
La conclusión de Meier es particularmente significativa porque, como sacerdote católico, no tenía motivaciones confesionales para favorecer la interpretación protestante. Su trabajo presenta algunos «elementos impíos» en la medida que Meier basa su caso a menudo tentativo en lo que el limitado registro histórico puede mostrarnos, incluyendo que las referencias a los hermanos y hermanas de Jesús indican que eran sus hermanos biológicos.
Los métodos de investigación modernos también han examinado patrones de nombres en familias judías del primer siglo. Los nombres de los hermanos de Jesús (Santiago/Jacobo, José, Simón y Judas) eran extremadamente comunes en la época, reflejando figuras patriarcales y héroes nacionales judíos.
Implicaciones Doctrinales y Teológicas
Las diferentes interpretaciones sobre los hermanos de Jesús tienen implicaciones significativas para varias doctrinas cristianas fundamentales, especialmente en relación con María y la comprensión de la naturaleza humana de Jesús.
La doctrina católica de la virginidad perpetua de María está directamente relacionada con esta interpretación. Si Jesús tuvo hermanos carnales, esto implicaría que María tuvo otros hijos después de Jesús, lo que contradiría esta doctrina mariana fundamental. Esta doctrina se desarrolló gradualmente en los primeros siglos del cristianismo y fue oficialmente proclamada en el Segundo Concilio de Constantinopla (553 d.C.).
Para las tradiciones protestantes, la posibilidad de que Jesús tuviera hermanos carnales no presenta conflictos doctrinales significativos. De hecho, algunos argumentan que esto hace que la humanidad de Jesús sea más comprensible y relatable, mostrándolo como parte de una familia normal con todas las dinámicas que esto implicaría.
La cuestión también tiene implicaciones para la comprensión de la familia en el plan de Dios. Si Jesús creció en una familia numerosa, esto podría ofrecer perspectivas sobre la importancia de la vida familiar y las relaciones fraternas en la formación humana.
Además, el hecho de que los hermanos de Jesús inicialmente no creyeran en él (Juan 7:5) pero posteriormente se convirtieran en líderes de la iglesia primitiva (especialmente Santiago) ofrece importantes lecciones sobre la conversión y el testimonio familiar.
La Transformación de los Hermanos de Jesús

Un aspecto fascinante de esta narrativa es la transformación de los hermanos de Jesús de escépticos a creyentes y líderes de la iglesia primitiva. Esta evolución está documentada en varios textos del Nuevo Testamento y ofrece perspectivas valiosas sobre la dinámica familiar y la fe.
Durante el ministerio público de Jesús, los evangelios presentan a sus hermanos como escépticos o incluso opositores. En Marcos 3:21, cuando la familia viene a llevarse a Jesús porque «decían: Está fuera de sí», esto incluye probablemente a sus hermanos. La incredulidad específica se menciona en Juan 7:5.
Sin embargo, después de la resurrección, encontramos una transformación dramática. Hechos 1:14 nos dice que «todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos«. Esta unión en oración marca un cambio significativo en su actitud.
Santiago, particularmente, emerge como una figura prominente en la iglesia de Jerusalén. Pablo se refiere a él como una «columna» de la iglesia en Gálatas 2:9 y lo menciona específicamente como «Santiago el hermano del Señor» en Gálatas 1:19. 1 Corintios 15:7 menciona una aparición específica del Jesús resucitado a Santiago, lo que podría haber sido clave en su conversión.
Es probable que Judas, «el hermano de Santiago» mencionado en Judas 1, sea también uno de los hermanos de Jesús y autor de la epístola que lleva su nombre. Su identificación humilde como «siervo de Jesucristo y hermano de Santiago» en lugar de proclamarse hermano de Jesús muestra una notable humildad y reconocimiento de la autoridad espiritual de Jesús.
Consideraciones Pastorales y Ecuménicas
Este debate, aunque académico en muchos aspectos, tiene importantes implicaciones pastorales y ecuménicas. Las diferentes interpretaciones han sido fuente de tensión entre denominaciones cristianas, pero también ofrecen oportunidades para el diálogo y la comprensión mutua.
Es importante reconocer que cristianos sinceros y bien intencionados pueden llegar a conclusiones diferentes basándose en los mismos textos bíblicos. La complejidad de la evidencia y los diferentes marcos interpretativos hacen que el dogmatismo absoluto en cualquier dirección sea inapropiado.
Para los pastores y maestros, esta controversia ofrece una excelente oportunidad para enseñar principios de interpretación bíblica, incluyendo la importancia del contexto histórico, cultural y lingüístico. También ilustra cómo las presuposiciones doctrinales pueden influir en la interpretación de textos específicos.
Desde una perspectiva ecuménica, este tema demuestra que es posible mantener diferencias interpretativas sin comprometer la fe cristiana fundamental. Tanto católicos como protestantes afirman la divinidad de Cristo, su nacimiento virginal, su muerte expiatoria y su resurrección, independientemente de su posición sobre este tema específico.
La investigación académica moderna, representada por estudiosos como John P. Meier, ofrece un modelo de cómo abordar estos temas controvertidos con rigor intelectual y honestidad académica, reconociendo tanto las fortalezas como las limitaciones de la evidencia disponible.
Conclusión
La pregunta sobre si Jesús tuvo hermanos carnales o si los términos bíblicos se refieren a otras relaciones familiares sigue siendo objeto de debate legítimo entre cristianos sinceros. La evidencia bíblica, aunque clara en mencionar a los hermanos de Jesús por nombre y en contextos familiares, permite múltiples interpretaciones válidas dependiendo del marco hermenéutico utilizado.
La perspectiva protestante que favorece hermanos carnales encuentra apoyo en la lectura más literal de los textos y en la investigación académica moderna, incluyendo el trabajo de reconocidos biblistas como John P. Meier. La interpretación del término «adelphos» en su sentido más directo y el uso de términos específicos para otros tipos de relación familiar fortalecen esta posición.
La tradición católica que interpreta estos hermanos como primos o parientes cercanos se basa en el uso amplio del término «hermano» en las culturas semíticas y en consideraciones doctrinales sobre la virginidad perpetua de María. Esta interpretación tiene siglos de tradición y apoyo magisterial dentro del catolicismo.
La tercera perspectiva de hermanastros, aunque menos común, intenta ofrecer una solución intermedia que preserva tanto la literalidad de las referencias familiares como ciertas consideraciones marianas, aunque enfrenta desafíos significativos en términos de evidencia bíblica directa.
Independientemente de la posición que se adopte, es importante mantener la humildad intelectual y el respeto mutuo entre cristianos que interpretan estos pasajes de manera diferente. La transformación de los hermanos de Jesús de escépticos a líderes de la iglesia primitiva ofrece lecciones poderosas sobre la fe, la familia y el testimonio cristiano que trascienden las diferencias interpretativas específicas sobre su relación exacta con Jesús.