
Cada uno de nosotros ha recibido de Dios una combinación única de dones, talentos y capacidades que nos distinguen como individuos especiales en Su creación.
Sin embargo, con estos regalos divinos viene una responsabilidad sagrada: usarlos sabiamente para la gloria de Dios y el beneficio de otros. La Escritura es clara al enseñarnos que no somos propietarios de nuestras habilidades, sino mayordomos fieles encargados de administrar lo que Dios nos ha confiado.
Esta responsabilidad abarca no solo nuestros dones espirituales, sino también nuestros talentos naturales, recursos materiales y oportunidades de servicio.
Puntos Clave
- Origen divino: Todos nuestros dones y talentos provienen directamente de Dios, quien los distribuye según Su soberana voluntad y para Sus propósitos eternos.
- Mayordomía sagrada: Somos administradores responsables de lo que Dios nos ha confiado, no propietarios, y un día daremos cuentas de cómo los usamos.
- Propósito comunitario: Los dones nos fueron dados para servir a otros y edificar el cuerpo de Cristo, no para beneficio personal o vanagloria.
- Desarrollo activo: Tenemos la responsabilidad de cultivar y desarrollar nuestros dones a través de la práctica, el estudio y la dependencia del Espíritu Santo.
- Fidelidad requerida: Dios espera que seamos fieles en lo poco para confiarnos lo mucho, multiplicando lo que nos ha dado para Su reino.
- Consecuencias eternas: El uso o desperdicio de nuestros dones tiene implicaciones que trascienden esta vida, afectando nuestro servicio eterno en el reino de Dios.
Comprendiendo Nuestros Dones: Definición Bíblica y Propósito Divino

Para asumir adecuadamente nuestra responsabilidad, primero debemos entender claramente qué son los dones que Dios nos ha dado y por qué nos los ha otorgado.
La Biblia nos enseña que existen diferentes tipos de capacidades que proceden de Dios, cada una con su propósito específico en el plan divino.
Diferencia Entre Dones Espirituales y Talentos Naturales
Es importante distinguir entre los dones espirituales y los talentos naturales, aunque ambos provienen de Dios y requieren nuestra fiel administración:
Los dones espirituales son capacidades sobrenaturales otorgadas por el Espíritu Santo específicamente a los creyentes para la edificación del cuerpo de Cristo. Los dones espirituales son capacidades especiales que el Espíritu Santo da a los cristianos para fortalecer a la iglesia. Al usar nuestros dones con amor, bendecimos a nuestros hermanos en la fe y glorificamos a Dios. Estos incluyen dones como la sabiduría, el conocimiento, la fe, los dones de sanidad, los poderes milagrosos, la profecía, el discernimiento de espíritus, las lenguas, la interpretación de lenguas, la enseñanza, el evangelismo, la ayuda, el servicio, la administración, el ánimo, la generosidad, el liderazgo y la compasión.
Los talentos naturales, por otro lado, son el resultado de genética y/o de entrenamiento, mientras que un don espiritual es el resultado del poder del Espíritu Santo. Estos pueden incluir habilidades artísticas, intelectuales, musicales, atléticas o técnicas que pueden ser poseídas tanto por creyentes como por no creyentes.
El Propósito Unificador de Todos los Dones
A pesar de sus diferencias, tanto los dones espirituales como los talentos naturales comparten un propósito común cuando son entregados a los creyentes: el propósito final es la edificación de la iglesia, o en palabras de Pablo, «el bien común» (1 Co 12:7; 14:4; Ef 4:12).
Como nos recuerda 1 Pedro 4:10-11: «Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo.«
La Distribución Soberana de Dios
Es crucial entender que todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, distribuyendo individualmente a cada uno según Su voluntad (1 Corintios 12:11). Esto significa que:
- Nadie está excluido: Cada creyente ha recibido al menos un don
- La diversidad es intencional: Dios ha creado variedad para que todos seamos interdependientes
- No hay dones superiores: Todos los dones son valiosos cuando se usan para Su gloria
La Naturaleza Sagrada de Nuestra Mayordomía
El concepto bíblico de mayordomía es fundamental para entender nuestra responsabilidad con los dones que Dios nos ha dado.
La mayordomía no es simplemente un tema financiero, sino una perspectiva integral de vida que reconoce la soberanía de Dios sobre todo lo que somos y tenemos.
Definiendo la Mayordomía Bíblica
La doctrina bíblica de la mayordomía define la relación del hombre con Dios. Identifica a Dios como el dueño y al hombre como el administrador. Esta comprensión transforma radicalmente nuestra perspectiva sobre nuestros dones y responsabilidades.
La palabra griega oikonomos, traducida como «mayordomo» en el Nuevo Testamento, significa «mayordomo, gerente o administrador» y se refiere principalmente al orden o a la administración de un hogar o de los asuntos domésticos.
Los Principios Fundamentales de la Mayordomía
- Reconocimiento de la propiedad divina: La mayordomía reconoce en la práctica que no tenemos el derecho de controlarnos a nosotros mismos o controlar nuestras propiedades, Dios tiene ese control. Como David declaró en 1 Crónicas 29:14: «Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos.»
- Responsabilidad con autoridad delegada: Como mayordomos, somos responsables ante él por el empleo adecuado de todas esas dádivas que incluyen «tiempo y oportunidades, capacidades y posesiones, y las bendiciones de la tierra y sus recursos.»
- Confianza sagrada: Un talento es una clase de mayordomía (responsabilidad en el reino de Dios). La parábola de los talentos nos enseña que si servimos bien en nuestra mayordomía, se nos darán mayores responsabilidades; pero si no servimos como es debido, finalmente se nos quitará nuestra mayordomía.
La Amplitud de Nuestra Responsabilidad
Nuestra mayordomía abarca mucho más que nuestros dones espirituales.
El principio de la mayordomía significa que: cuanto soy, cuanto tengo y cuanto puedo es por Dios y para Dios. Esto incluye:
- Nuestro cuerpo físico: Nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo (1Cor.6:19), y es para la gloria de Dios
- Nuestras relaciones familiares: Nuestras familias son los regalos más grandes de Dios. Si no podemos manejarlas bien entonces no somos calificados para manejar la iglesia
- Nuestros recursos materiales: Todo lo que poseemos debe ser visto como una oportunidad para servir y glorificar a Dios
- Nuestro tiempo: Cada momento es una oportunidad dada por Dios para cumplir Sus propósitos
Identificando y Desarrollando Nuestros Dones
Una vez que comprendemos la naturaleza de nuestra mayordomía, el siguiente paso crucial es identificar específicamente cuáles son los dones que Dios nos ha confiado y cómo podemos desarrollarlos efectivamente para Su servicio.
Cómo Descubrir Nuestros Dones
- A través de la introspección bíblica: Primero, debes saber qué son los dones espirituales y estudiar cuidadosamente las listas bíblicas de dones encontradas en Romanos 12:6-8, 1 Corintios 12:7-11 y Efesios 4:11-13.
- Mediante la confirmación comunitaria: Necesita que su comunidad de fe te confirme sus dones para saber cómo ellos benefician a toda la congregación. Otros creyentes pueden observar en nosotros dones que no reconocemos en nosotros mismos.
- A través de la experiencia práctica: Necesita probar sus dones, ya que de ahí es donde proviene la energía para realizar el ministerio. Al servir activamente, descubrimos dónde Dios nos ha equipado especialmente.
- Por revelación directa: Muy a menudo se nos dice cuáles son los dones que tenemos o cuáles son los que debemos buscar cuando somos apartados para un oficio o llamamiento o cuando recibimos la bendición patriarcal.
Los Requisitos para el Desarrollo de Dones
- Fidelidad y obediencia: Debemos ser obedientes y fieles para que se nos concedan nuestros dones; luego debemos utilizarlos para hacer la obra del Señor. Los dones no son dados para satisfacer nuestra curiosidad o para demostrar algo en lo que no creemos.
- Purificación espiritual: Debemos purificar nuestra vida mediante el continuo arrepentimiento de nuestros pecados. Tal clase de arrepentimiento requiere un esfuerzo diario.
- Obediencia a los mandamientos: Debemos obedecer los mandamientos del Señor; puesto que la obediencia es uno de los requisitos más importantes para recibir los dones espirituales.
- Búsqueda activa con motivos correctos: Debemos buscar con empeño los dones espirituales, lo que significa que debemos tener las razones correctas mientras nos preparamos para recibirlos.
Errores Comunes en el Desarrollo de Dones
- Falta de reconocimiento: Algunas veces pensamos que no tenemos muchos talentos o que otras personas han sido bendecidas con más habilidades de las que nosotros poseemos.
- Miedo al fracaso: A veces no utilizamos nuestros talentos por miedo de fracasar o de que puedan criticarnos los demás.
- Ocultamiento por inseguridad: Sin embargo, no debemos esconder nuestros talentos; debemos utilizarlos para que los demás puedan ver nuestras buenas obras y glorifiquen a nuestro Padre Celestial (véase Mateo 5:16).
Usando Nuestros Dones para la Gloria de Dios y el Servicio a Otros
El uso efectivo de nuestros dones requiere más que simplemente identificarlos; demanda una aplicación intencional y dirigida que refleje los valores y propósitos del reino de Dios.
Aquí exploramos cómo poner nuestros dones en acción de manera que honre a Dios y bendiga a otros.
Los Principios del Uso Efectivo
- Servicio orientado hacia otros: El don que tenemos no es para nosotros, es para darlo o utilizarlo para servir a otros. Como nos enseña 1 Pedro 4:10-11, debemos usar nuestros dones «sirviéndose los unos a los otros como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.»
- Acción específica según el don: Todos los dones están orientados a la acción, pero no solo están orientados a esta, sino que se nos ordena usarlos para su propósito, si es enseñar, entonces enseña, si es dar, entonces da con liberalidad, si es profetizar, entonces profetiza en proporción a la fe.
- Operación con amor: El amor debe ser el motivador primario. Como Pablo enseña en 1 Corintios 13, cualquier don usado para ganancia personal o sin amor es como un ruido estridente para Dios y la iglesia.
Cómo Aplicar Nuestros Dones en Diferentes Contextos
- En la iglesia local: Las comunidades de fe crecientes ofrecen a la gente múltiples oportunidades para descubrir en dónde sus dones se ajustan mejor para la edificación de toda la iglesia. Esto puede incluir:
- Ministerios de enseñanza y discipulado
- Servicio en grupos de alabanza y adoración
- Participación en ministerios de compasión
- Liderazgo en diferentes áreas de la iglesia
- Evangelismo y misiones
- En el hogar y la familia: Nuestros dones deben enriquecer nuestras relaciones familiares y crear un ambiente de amor y crecimiento espiritual.
- En el trabajo y la comunidad: Nuestras capacidades profesionales pueden ser canales de testimonio y servicio, reflejando la excelencia y el carácter de Cristo.
- En el ministerio de ayuda: Los dones y talentos no son solo para ti, son para servir a otros. Cada habilidad que tenemos puede convertirse en una herramienta para ministrar a los necesitados.
La Actitud Correcta en el Servicio
- Con generosidad: Romanos 12:8 nos enseña que «el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.»
- Con humildad: Reconociendo que todo lo que Dios ha puesto en mis manos es para que solamente de Él sea la gloria, la honra y los aplausos, debemos guardarnos de la vanagloria y la arrogancia.
- Con diligencia: Como nos exhorta Proverbios 22:29: «¿Has visto hombre solícito en su trabajo? Delante de los reyes estará; no estará delante de los de baja condición.»
- Con gozo: Y si tienes el don de mostrar bondad a otros, hazlo con gusto. El servicio genuino debe brotar de un corazón gozoso.
Las Consecuencias de la Fidelidad e Infidelidad
La Escritura es clara al enseñarnos que nuestro manejo de los dones que Dios nos ha dado tiene consecuencias tanto temporales como eternas. La parábola de los talentos nos ofrece una perspectiva profunda sobre lo que Dios espera de nosotros como mayordomos.
Las Recompensas de la Fidelidad
- Multiplicación de oportunidades: Los dos primeros sirvientes invirtieron el valor y duplicaron sus ganancias, y fueron recompensados con mayores responsabilidades. Como enseña Lucas 19:17: «Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades.»
- Entrada en el gozo del Señor: Los siervos fieles escucharon las palabras: «Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor» (Mateo 25:21).
- Bendiciones abundantes: El Señor está complacido cuando utilizamos nuestros talentos con sabiduría y nos bendecirá si los usamos para beneficiar a otras personas y para edificar Su reino aquí en la tierra.
Las Consecuencias de la Infidelidad
- Pérdida de oportunidades: Al tercero, pues él desperdició su oportunidad enterrando el talento que había recibido. El siervo infiel perdió incluso lo que tenía.
- Juicio severo: Cuando el hombre rico regresó, se alegró al ver lo que habían hecho los dos primeros siervos. Pero condenó al tercero, llamándolo «siervo malo y negligente.»
- Exclusión del reino: El siervo infiel fue echado «a las tinieblas de afuera» donde hay «lloro y crujir de dientes» (Mateo 25:30).
La Importancia del Motivo
La diferencia crucial entre la fidelidad y la infidelidad a menudo radica en nuestras motivaciones:
- Servicio por amor vs. servicio por miedo: Esta parábola es un ejemplo de lo que significa servir con amor y de lo que significa servir por miedo. Cuando servimos por miedo, ocultamos los dones que hemos recibido y perdemos la oportunidad de agradar al Señor.
- Comprensión del carácter de Dios: El siervo infiel tenía una percepción distorsionada de su señor, viéndolo como «hombre duro.» Esta perspectiva errónea llevó a la paralización y al desperdicio del talento.
El Juicio Futuro
En las Escrituras también se nos dice que se nos juzgará de acuerdo con nuestras obras (véase Mateo 16:27). Efectuamos buenas obras al desarrollar y utilizar nuestros talentos en bien de otras personas.
Es importante recordar que «Todo hijo y toda hija de Dios ha recibido algún talento, y cada cual tendrá que rendir cuentas precisas del uso o abuso que se haga de él», como declaró el presidente Joseph F. Smith.
Tabla Comparativa: Mayordomía Fiel vs. Mayordomía Negligente
| Aspecto | Mayordomía Fiel | Mayordomía Negligente |
|---|---|---|
| Perspectiva de los dones | Reconoce que todo viene de Dios | Ve los dones como posesiones personales |
| Motivación principal | Amor y gratitud hacia Dios | Miedo, orgullo o indiferencia |
| Uso de los dones | Los multiplica sirviendo a otros | Los esconde o los usa egoístamente |
| Actitud hacia la responsabilidad | Abraza la responsabilidad con gozo | Evita o minimiza la responsabilidad |
| Relación con la comunidad | Busca edificar y fortalecer a otros | Se centra en beneficios personales |
| Desarrollo continuo | Se esfuerza por crecer y mejorar | Se conforma con el estado actual |
| Rendición de cuentas | Espera con confianza el juicio de Dios | Teme las consecuencias futuras |
| Resultados temporales | Frutos abundantes y bendiciones | Estancamiento y pérdida de oportunidades |
| Recompensas eternas | Mayores responsabilidades en el reino | Pérdida de recompensas celestiales |
Conclusión
La responsabilidad que tenemos de usar los dones que Dios nos ha dado no es una carga pesada, sino un privilegio sagrado que nos permite participar en la obra redentora del Creador del universo. Cada don, ya sea grande o pequeño, espiritual o natural, ha sido cuidadosamente colocado en nuestras manos con un propósito divino específico.
La mayordomía bíblica nos enseña que no somos propietarios de nuestras habilidades, sino administradores temporales de los recursos celestiales. Esta perspectiva transforma radicalmente cómo vemos nuestros talentos, oportunidades y responsabilidades.
En lugar de buscar nuestro propio beneficio o reconocimiento, somos llamados a ser canales de la gracia de Dios hacia otros, multiplicando lo que hemos recibido para la expansión de Su reino.
El mensaje central de la parábola es que Dios nos da dones y talentos únicos y espera que los usemos para su gloria, de acuerdo con su voluntad y propósito. No hay excusas válidas para no utilizar lo que Dios nos ha confiado. Cada creyente, sin excepción, ha recibido capacidades específicas que pueden y deben ser empleadas en el servicio del Señor y de su pueblo.
La fidelidad en nuestra mayordomía no solo produce frutos visibles en esta vida, sino que también tiene implicaciones eternas. Como buenos mayordomos, podemos esperar escuchar las palabras del Maestro: «Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.«
Que este sea nuestro mayor deseo y nuestra motivación constante mientras administramos fielmente todo lo que Dios ha puesto en nuestras manos para Su gloria y el bien de Su pueblo.
Referencias y Enlaces Externos
Para profundizar en el estudio de los dones y la mayordomía cristiana, recomendamos consultar:
- Los dones del Espíritu Santo – Ministerios Ligonier
- ¿Qué es la mayordomía bíblica? – Ministerios Ligonier
- ¿Qué son los dones espirituales y cuál es su propósito? – Coalición por el Evangelio
- ¿Cómo podemos entender la mayordomía corporal bíblica? – Coalición por el Evangelio
- Mayordomía Bíblica: El Plan de Dios para su Dinero – Enfoque a la Familia



