
Publicado en octubre 10, 2025, última actualización en octubre 18, 2025.
El Edicto de Milán representa uno de los momentos más decisivos en la historia del cristianismo y del Imperio Romano.
Promulgado en el año 313 d.C., este decreto marcó el fin de las persecuciones contra los cristianos y estableció por primera vez la libertad religiosa como un derecho dentro del vasto imperio.
Lo que comenzó como un acuerdo entre los emperadores Constantino y Licinio terminaría alterando profundamente el curso de la civilización occidental, sentando las bases para la futura relación entre la Iglesia y el Estado, y transformando un movimiento religioso perseguido en una institución con poder e influencia crecientes.
Puntos Clave
- El Edicto de Milán, promulgado en febrero del 313 d.C., estableció por primera vez la libertad religiosa en todo el Imperio Romano.
- Los emperadores Constantino el Grande y Licinio fueron los firmantes del histórico acuerdo tras su reunión en la ciudad de Milán.
- El decreto ordenaba la restitución de propiedades confiscadas a los cristianos durante las anteriores persecuciones.
- No se trataba de hacer del cristianismo la religión oficial, sino de establecer una política de tolerancia para todas las religiones.
- El texto original del edicto se ha perdido, conociéndose principalmente a través de las obras de Lactancio y Eusebio de Cesarea.
- Este decreto marcó el inicio de la transformación del cristianismo de religión perseguida a fuerza dominante en Europa.
Contexto Histórico: Las Persecuciones Romanas

Antes de la promulgación del Edicto de Milán, la relación entre el Imperio Romano y los cristianos estuvo marcada por la hostilidad y la persecución sistemática. Durante casi tres siglos, los seguidores de Cristo enfrentaron diversos grados de represión, desde la discriminación social hasta la ejecución pública.
Las Grandes Persecuciones
Las persecuciones contra los cristianos no fueron constantes, sino que ocurrieron en oleadas de intensidad variable. Entre las más severas se encuentran:
- Persecución de Nerón (64-68 d.C.): Tras el gran incendio de Roma, el emperador Nerón culpó a los cristianos y ordenó su tortura y ejecución pública. Según la tradición, los apóstoles Pedro y Pablo fueron martirizados durante este período.
- Persecución de Decio (250-251 d.C.): Este emperador instituyó la primera persecución sistemática a nivel imperial, exigiendo que todos los ciudadanos realizaran sacrificios a los dioses romanos y obtuvieran certificados que lo probaran. Quienes se negaban, principalmente cristianos, enfrentaban la muerte.
- Gran Persecución de Diocleciano (303-311 d.C.): Considerada la más severa y prolongada, esta persecución incluyó la destrucción de iglesias, la quema de escrituras sagradas y la ejecución de líderes cristianos. Se implementaron políticas que prohibían las reuniones cristianas y privaban a los creyentes de derechos civiles.
El Edicto de Tolerancia de Galerio
Un precedente importante del Edicto de Milán fue el Edicto de Tolerancia promulgado por el emperador Galerio en el 311 d.C. Este decreto, emitido cuando Galerio estaba gravemente enfermo (murió pocos días después), puso fin oficialmente a la Gran Persecución, reconociendo el fracaso de las políticas represivas para contener el crecimiento del cristianismo.
El edicto de Galerio permitía a los cristianos «existir nuevamente» y reconstruir sus lugares de culto, siempre que no perturbaran el orden público. Sin embargo, este edicto tenía limitaciones significativas y no otorgaba plena libertad religiosa ni ordenaba la devolución de propiedades confiscadas.
El Ascenso de Constantino
En este contexto de tensión religiosa surgió la figura de Constantino, quien tras la muerte de su padre Constancio Cloro en el 306 d.C., fue proclamado augusto (emperador) por sus tropas en Britania. Sin embargo, el sistema tetrárquico establecido por Diocleciano pronto se desmoronó, dando lugar a una serie de guerras civiles por el control del imperio.
La victoria decisiva para Constantino llegó en la Batalla del Puente Milvio en el 312 d.C., cuando derrotó a su rival Majencio a las puertas de Roma. Según los relatos de Lactancio y Eusebio de Cesarea, antes de esta batalla Constantino tuvo una visión: vio una cruz (o el símbolo cristiano del chi-rho) en el cielo junto con las palabras «Con este signo vencerás». Después de su victoria, Constantino atribuyó su éxito a la intervención del Dios cristiano.
Esta experiencia marcó un punto de inflexión en la actitud de Constantino hacia el cristianismo y sentó las bases para los acontecimientos que llevarían al Edicto de Milán pocos meses después.
El Encuentro en Milán y la Promulgación del Edicto

A principios del año 313 d.C., los emperadores Constantino y Licinio se reunieron en la ciudad de Milán (actual Italia). Esta reunión tenía como propósito principal celebrar el matrimonio de Licinio con Constancia, hermana de Constantino, sellando así una alianza política entre ambos gobernantes.
Sin embargo, este encuentro diplomático también proporcionó la oportunidad para discutir y acordar una nueva política religiosa para todo el imperio.
Los Protagonistas del Acuerdo
- Constantino I el Grande: Tras su victoria en el Puente Milvio, controlaba las provincias occidentales del imperio. Ya había mostrado una actitud favorable hacia los cristianos en sus territorios.
- Licinio: Gobernaba las provincias orientales y, aunque inicialmente no tenía una inclinación particular hacia el cristianismo, vio beneficios políticos en aliarse con Constantino y adoptar políticas similares.
Contenido del Edicto
Es importante señalar que el texto original del Edicto de Milán no se ha conservado. Lo que conocemos sobre su contenido proviene principalmente de dos fuentes históricas:
- Lactancio: En su obra «Sobre las Muertes de los Perseguidores», este autor cristiano y tutor del hijo de Constantino transcribió el texto de una carta enviada por Licinio al gobernador de Bitinia implementando el acuerdo alcanzado en Milán.
- Eusebio de Cesarea: En su «Historia Eclesiástica», este obispo e historiador también registró las disposiciones del edicto.
Según estas fuentes, los principales elementos del Edicto de Milán fueron:
- Libertad religiosa universal: Se otorgaba a todos los habitantes del imperio, no solo a los cristianos, la libertad de practicar la religión de su elección «para que cualquier divinidad que habite el trono celestial pueda ser propicia y favorable a nosotros y a todos los que están bajo nuestra autoridad».
- Restitución de propiedades: Se ordenaba que todas las propiedades confiscadas a la «corporación de los cristianos» durante las persecuciones fueran devueltas sin demora ni controversia, incluso si habían sido vendidas a terceros (quienes recibirían compensación del tesoro imperial).
- Reconocimiento legal: Se reconocía a la Iglesia como una entidad legal con derecho a poseer propiedades, algo que previamente le había sido negado.
- Fin de las discriminaciones: Se eliminaban todas las restricciones legales que impedían a los cristianos ocupar cargos públicos o participar plenamente en la sociedad romana.
Implementación y Primeras Consecuencias
Tras el acuerdo en Milán, cada emperador regresó a sus dominios para implementar la nueva política. Licinio publicó el edicto en Nicomedia (actual Turquía) en junio de 313, marcando el fin oficial de las persecuciones en Oriente.
Las primeras consecuencias del edicto fueron inmediatas:
- Los cristianos encarcelados fueron liberados.
- Las propiedades confiscadas comenzaron a ser devueltas.
- Las iglesias destruidas empezaron a ser reconstruidas, ahora a la vista de todos y no en la clandestinidad.
- Los cristianos pudieron asumir cargos públicos y participar abiertamente en todos los aspectos de la vida social.
Es crucial entender que el Edicto de Milán no estableció el cristianismo como religión oficial del imperio (esto ocurriría décadas después, con Teodosio I), sino que instauró una política de tolerancia y pluralismo religioso donde todas las creencias tenían igual protección legal.
Impacto en el Cristianismo y su Organización

El Edicto de Milán provocó una transformación radical en la estructura y organización de la Iglesia cristiana. La religión que durante casi tres siglos había funcionado como un movimiento semiclandestino y perseguido, ahora podía operar a plena luz del día con el respaldo imperial.
De las Catacumbas a las Basílicas
Uno de los cambios más visibles tras el edicto fue la transformación arquitectónica del culto cristiano:
- Fin del culto oculto: Los cristianos abandonaron progresivamente los lugares de reunión clandestinos como casas privadas y catacumbas.
- Donaciones imperiales: Constantino y sus sucesores donaron terrenos, edificios y recursos para la construcción de iglesias monumentales. Ejemplos famosos incluyen la antigua Basílica de San Pedro en Roma y la Iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén.
- Adopción del estilo basilical: La arquitectura cristiana adaptó la forma de la basílica romana (originalmente utilizada para tribunales y mercados) para crear espacios amplios y majestuosos de culto público.
Transformación Institucional
La nueva situación legal también trajo cambios profundos en la organización institucional de la Iglesia:
- Jerarquización creciente: La estructura eclesiástica se volvió más formalizada, con una clara jerarquía de obispos metropolitanos, obispos provinciales y presbíteros locales.
- Desarrollo patriarcal: Emergieron cinco centros principales de autoridad eclesiástica (los patriarcados de Roma, Constantinopla, Alejandría, Antioquía y Jerusalén).
- Vinculación con el poder imperial: Los obispos ganaron influencia política y comenzaron a funcionar como una especie de funcionarios imperiales en asuntos religiosos y, a veces, civiles.
- Profesionalización del clero: Surgió un clero a tiempo completo, mantenido por las donaciones y propiedades de la Iglesia, reemplazando el modelo anterior de líderes que ejercían ocupaciones seculares.
Expansión y Evangelización
Con el nuevo estatus legal, la expansión del cristianismo se aceleró considerablemente:
- Conversiones masivas: El fin de las persecuciones y el favor imperial hizo que muchos romanos consideraran la conversión, algunos por convicción y otros por oportunismo social o político.
- Misiones organizadas: La Iglesia pudo enviar misioneros oficiales a regiones paganas dentro y fuera de las fronteras imperiales.
- Cristianización del espacio público: Templos paganos fueron convertidos en iglesias, festivales paganos fueron reemplazados por festividades cristianas, y el calendario comenzó a organizarse en torno a las celebraciones cristianas.
- Compilación y difusión de textos: Con la nueva libertad, la producción y distribución de textos cristianos (evangelios, epístolas, comentarios teológicos) aumentó dramáticamente.
Desafíos Internos
Sin embargo, la nueva posición privilegiada también trajo desafíos para el cristianismo:
- Controversias doctrinales: Al no estar unida por la adversidad externa, la Iglesia enfrentó divisiones internas sobre cuestiones teológicas, como la controversia arriana sobre la naturaleza de Cristo.
- Concilios ecuménicos: Para resolver estas disputas, se convocaron concilios como el de Nicea (325 d.C.), donde representantes de toda la cristiandad debatían y definían la doctrina ortodoxa.
- Tensiones entre rigoristas y pragmáticos: Surgieron divisiones entre quienes defendían mantener la pureza y el rigor original del cristianismo y quienes favorecían una adaptación más flexible a la nueva realidad social.
- Cuestionamiento de la autenticidad: Algunos cristianos, como los donatistas en el norte de África, cuestionaron la legitimidad de una Iglesia que percibían como comprometida con el poder secular.
Cambios en la Relación Iglesia-Estado

El Edicto de Milán inauguró una nueva era en las relaciones entre la autoridad religiosa y el poder político. Esta transformación sentaría las bases para siglos de complejas interacciones entre la Iglesia y el Estado en Europa.
Patronazgo Imperial
Constantino y sus sucesores establecieron un modelo de patronazgo imperial hacia la Iglesia que incluía:
- Financiamiento estatal: El imperio comenzó a subsidiar la construcción de iglesias, el mantenimiento del clero y las actividades eclesiásticas.
- Exenciones fiscales: El clero y las propiedades de la Iglesia recibieron exenciones de impuestos y cargas públicas.
- Privilegios legales: Los obispos obtuvieron jurisdicción legal en ciertos asuntos, como disputas entre cristianos, estableciendo los cimientos de los futuros tribunales eclesiásticos.
- Influencia en nombramientos: Los emperadores comenzaron a intervenir en la designación de obispos para sedes importantes, especialmente Constantinopla y otras ciudades estratégicas.
Influencia Religiosa en la Política
Al mismo tiempo, la Iglesia comenzó a ejercer una influencia creciente en asuntos de estado:
- Asesores eclesiásticos: Obispos y teólogos se convirtieron en consejeros importantes en la corte imperial.
- Legitimación religiosa: La autoridad imperial comenzó a buscar legitimación en términos cristianos, reemplazando gradualmente la antigua divinización pagana del emperador.
- Moralización de la ley: Las leyes romanas empezaron a reflejar valores cristianos, con reformas en áreas como el matrimonio, el divorcio, la esclavitud y los espectáculos públicos considerados inmorales.
- Intervención en conflictos teológicos: Los emperadores comenzaron a involucrarse activamente en disputas doctrinales, convocando concilios y a veces imponiendo soluciones.
El Modelo Constantiniano
El enfoque de Constantino hacia la relación Iglesia-Estado estableció un paradigma que historiadores y teólogos han denominado «modelo constantiniano», caracterizado por:
- Cooperación mutua: Iglesia y Estado funcionaban como aliados, cada uno con su esfera de autoridad pero apoyándose mutuamente.
- Cristianismo como elemento unificador: La fe cristiana se convirtió progresivamente en un factor de cohesión social y política dentro del imperio.
- Universalismo religioso y político: Tanto la Iglesia como el Imperio se consideraban instituciones universales con jurisdicción sobre toda la humanidad civilizada.
- Sacralización del poder temporal: El gobernante político adquirió un carácter sagrado como protector de la Iglesia y defensor de la fe.
Hacia la Religión Oficial
Aunque el Edicto de Milán estableció la tolerancia religiosa, el proceso histórico que desencadenó llevó gradualmente hacia el establecimiento del cristianismo como religión oficial:
- Favoritismo creciente: A lo largo del siglo IV, los emperadores mostraron un favoritismo cada vez más marcado hacia el cristianismo.
- Restricciones al paganismo: Progresivamente se impusieron limitaciones a los cultos paganos, primero sutiles y luego más explícitas.
- Edicto de Tesalónica (380 d.C.): El emperador Teodosio I proclamó el cristianismo niceno como religión oficial del imperio, completando el proceso iniciado con el Edicto de Milán.
- Prohibición del paganismo (391-392 d.C.): Teodosio I prohibió todos los ritos paganos públicos y privados, invirtiendo completamente la política de tolerancia establecida por Constantino.
Este proceso de transición desde la tolerancia religiosa hasta el establecimiento de una religión oficial sentaría las bases para el modelo de cristiandad medieval que dominaría Europa durante el próximo milenio.
El Legado Histórico del Edicto

A más de 1,700 años de su promulgación, el Edicto de Milán continúa siendo reconocido como un punto de inflexión en la historia occidental, con un legado que trasciende el ámbito puramente religioso.
Impacto en la Historia del Cristianismo
El edicto representó una transformación fundamental para el cristianismo:
- De perseguido a favorecido: En apenas unas décadas, el cristianismo pasó de ser una religión perseguida a convertirse en la fe dominante del mundo mediterráneo.
- Expansión global: La nueva posición del cristianismo dentro del Imperio Romano facilitó su posterior expansión por Europa y, eventualmente, por todo el mundo.
- Transformación institucional: La legalización permitió a la Iglesia desarrollar las estructuras institucionales que, en gran medida, han perdurado hasta nuestros días en las diversas tradiciones cristianas.
- Síntesis cultural: El encuentro formal entre cristianismo y cultura grecorromana propiciado por el edicto dio lugar a una rica síntesis que definiría la civilización occidental medieval.
Precedente para la Libertad Religiosa
Aunque la tolerancia establecida por el edicto eventualmente dio paso a la imposición del cristianismo como religión oficial, el documento estableció un importante precedente conceptual:
- Primera proclamación de tolerancia: Fue la primera vez que un imperio multicultural reconoció formalmente el derecho de las personas a practicar la religión de su elección.
- Base filosófica: El lenguaje del edicto, que vinculaba la prosperidad del estado con el respeto a la libertad de culto, estableció un argumento que sería retomado por defensores posteriores de la libertad religiosa.
- Modelo histórico: Durante la Ilustración y la formación de las democracias modernas, pensadores como John Locke y Thomas Jefferson se inspiraron (aunque indirectamente) en este precedente histórico para desarrollar conceptos modernos de libertad religiosa.
Reinterpretaciones y Conmemoraciones
A lo largo de los siglos, el Edicto de Milán ha sido conmemorado y reinterpretado de diversas maneras:
- Celebraciones ecuménicas: En 2013, el 1700º aniversario del edicto fue conmemorado con celebraciones ecuménicas entre diversas denominaciones cristianas, destacando su importancia como patrimonio común.
- Estudios históricos: Historiadores modernos han revisado críticamente la narrativa tradicional, contextualizando el edicto dentro de las complejas realidades políticas de la tetrarquía romana.
- Debates contemporáneos: El edicto sigue siendo invocado en debates actuales sobre la relación entre religión y estado, libertad religiosa y tolerancia en sociedades plurales.
Evidencia Arqueológica y Material
La arqueología ha proporcionado evidencias tangibles del impacto del Edicto de Milán:
- Basílicas constantinianas: Estructuras como la primitiva Basílica de San Pedro en Roma o partes de la Basílica del Santo Sepulcro en Jerusalén datan de este período y demuestran el rápido florecimiento de la arquitectura cristiana tras el edicto.
- Numismática: Monedas acuñadas después del 313 d.C. comenzaron a mostrar símbolos cristianos junto a los tradicionales romanos, evidenciando la nueva relación entre cristianismo e imperio.
- Inscripciones: Numerosas inscripciones de la época post-edicto muestran cómo los cristianos comenzaron a expresar abiertamente su fe en monumentos públicos.
- Objetos litúrgicos: El aumento de objetos litúrgicos elaborados (cálices, patenas, cruces procesionales) refleja la nueva prosperidad y visibilidad de la Iglesia tras el edicto.
Controversias Historiográficas
El Edicto de Milán también ha sido objeto de debates históricos:
- ¿Edicto o rescripto?: Algunos historiadores argumentan que técnicamente no fue un «edicto» formal sino un «rescripto» (respuesta imperial a una consulta) o un acuerdo entre emperadores.
- Motivaciones de Constantino: Continúa el debate sobre si las motivaciones de Constantino fueron principalmente religiosas, políticas o una combinación de ambas.
- Reconstrucción del texto original: Al no conservarse el texto original, los historiadores han debatido sobre la precisión de las versiones transmitidas por Lactancio y Eusebio.
- Alcance de la implementación: Existe cierto desacuerdo sobre cuán completa y rápida fue la implementación real del edicto en las diversas provincias del imperio.
Conclusión
El Edicto de Milán representa mucho más que un simple documento histórico; marca un momento decisivo en la historia de Occidente que aún resuena en nuestros días. Esta proclamación no solo transformó la vida de millones de cristianos que pasaron de la persecución a la libertad, sino que también estableció un precedente fundamental sobre la libertad religiosa como un valor digno de protección.
Al reflexionar sobre el legado del Edicto de Milán, podemos apreciar cómo un acto político realizado hace más de 17 siglos continúa influyendo en nuestras concepciones modernas sobre las relaciones entre el Estado y las comunidades religiosas. La compleja evolución desde la tolerancia religiosa hasta el establecimiento del cristianismo como religión oficial nos recuerda que la libertad de creencias ha sido una conquista gradual y no siempre lineal en la historia humana.
El viaje que comenzó con Constantino y Licinio en aquella reunión de Milán en el año 313 continúa hoy en nuestros debates sobre el lugar de la religión en la sociedad, la separación entre Iglesia y Estado, y los límites de la tolerancia en comunidades plurales.
En un mundo donde los conflictos religiosos siguen siendo una realidad dolorosa, el estudio del Edicto de Milán y sus consecuencias nos ofrece valiosas lecciones sobre la importancia de la coexistencia pacífica entre diferentes creencias.
Te invito a que, al pensar en este momento crucial de la historia, consideres no solo su impacto en el pasado, sino también cómo sus principios pueden seguir inspirando la búsqueda de sociedades más justas y tolerantes en el presente y el futuro.



