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¿Por Qué los Musulmanes No Creen que Jesús es el Hijo de Dios?

Verdad Eterna agosto 4, 2025 16 min de lectura
¿Por Qué los Musulmanes No Creen que Jesús es el Hijo de Dios?

Publicado en agosto 4, 2025, última actualización en octubre 10, 2025.

La figura de Jesús representa uno de los puentes más fascinantes y, al mismo tiempo, uno de los puntos de mayor diferencia entre el cristianismo y el islam.

Mientras que para los cristianos Jesús es el Hijo de Dios y la segunda persona de la Trinidad, para los musulmanes es un profeta venerado pero definitivamente humano. Esta diferencia no surge de un simple desacuerdo, sino de profundas convicciones teológicas arraigadas en las escrituras sagradas de cada tradición.

Comprender estas perspectivas nos permite construir puentes de respeto y diálogo en un mundo cada vez más interconectado.

Contenido

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  • Puntos Clave
  • La Doctrina del Tawhid: El Corazón del Monoteísmo Islámico
    • La Unicidad Absoluta de Alá
    • Diferencias con el Concepto Cristiano de la Trinidad
  • Jesús en el Corán: Profeta Venerado pero Humano
    • El Nacimiento Milagroso y la Virgen María
    • Los Milagros de Jesús: Señales de Dios, No de Divinidad
    • El Mensaje de Jesús Según el Islam
  • La Crucifixión: Una Diferencia Histórica Fundamental
    • La Perspectiva Coránica sobre la Crucifixión
    • Implicaciones Teológicas del Rechazo de la Crucifixión
  • ¿Por Qué el Islam Rechaza la Filiación Divina de Jesús?
    • Argumentos Coránicos Contra la Filiación Divina
    • La Lógica de la Trascendencia Divina
    • La Respuesta Islámica al Lenguaje Cristiano de «Hijo de Dios»
  • El Contexto Histórico del Surgimiento del Islam
    • El Paisaje Religioso de la Arabia del Siglo VII
    • El Diálogo y el Conflicto con las Comunidades Cristianas
  • Construyendo Puentes: Respeto Mutuo y Diálogo Interreligioso
    • Valores Compartidos y Respeto Mutuo
    • La Importancia de la Comprensión Informada
    • Enfocándose en la Esencia Espiritual
  • Conclusión

Puntos Clave

  • El concepto de Tawhid (monoteísmo absoluto) es el fundamento central del islam, afirmando que Dios es único e indivisible, sin asociados ni descendencia, lo cual imposibilita la doctrina de la Trinidad o la filiación divina.
  • El Corán menciona a Jesús más de 25 veces como un profeta honorable nacido milagrosamente de la Virgen María, pero rechaza explícitamente su divinidad o condición de Hijo de Dios.
  • Los musulmanes veneran profundamente a Jesús (Isa en árabe) como uno de los mensajeros más importantes de Dios, reconociendo sus milagros y enseñanzas, pero dentro del marco de su humanidad.
  • La crucifixión de Jesús es interpretada diferentemente en el islam, donde muchos eruditos sostienen que Jesús no murió en la cruz sino que fue elevado al cielo por Dios.
  • Las diferencias teológicas reflejan dos paradigmas religiosos distintos sobre la naturaleza de Dios, la salvación y la relación entre lo divino y lo humano, desarrollados en contextos históricos y culturales específicos.

La Doctrina del Tawhid: El Corazón del Monoteísmo Islámico

La Doctrina del Tawhid: El Corazón del Monoteísmo Islámico

Para comprender por qué los musulmanes rechazan la idea de que Jesús sea el Hijo de Dios, debemos comenzar con el concepto más fundamental del islam: el Tawhid.

Este principio teológico no es simplemente una afirmación del monoteísmo, sino una declaración profunda sobre la naturaleza absoluta, única e indivisible de Dios. El Tawhid permea cada aspecto de la fe islámica y constituye la base sobre la cual se construyen todas las demás creencias.

La Unicidad Absoluta de Alá

El Corán establece con claridad meridiana la unicidad de Dios en la Sura 112 (Al-Ijlas), considerada uno de los pasajes más importantes del texto sagrado islámico: «Di: Él es Alá, Uno. Alá, el Eterno. No engendró ni fue engendrado. Y no hay nadie que se Le parezca». Esta sura, aunque breve, encapsula la totalidad del concepto de Tawhid al afirmar tres aspectos cruciales: la unidad de Dios, su eternidad autoexistente, y la imposibilidad de que tenga descendencia o progenitores.

Según la Enciclopedia Británica, el Tawhid no solo niega el politeísmo sino también cualquier forma de asociación (shirk) que implique atribuir cualidades divinas a otras entidades.

En este marco teológico, afirmar que Jesús es el Hijo de Dios constituiría el pecado más grave del islam: el shirk, o la asociación de algo o alguien con Dios. Esta doctrina establece que Dios no comparte su naturaleza divina con ningún ser, no tiene iguales, y no puede ser comprendido mediante analogías humanas como la paternidad.

Diferencias con el Concepto Cristiano de la Trinidad

La diferencia entre el Tawhid islámico y la Trinidad cristiana representa uno de los contrastes teológicos más significativos entre ambas tradiciones.

Mientras que el cristianismo sostiene que Dios existe en tres personas (Padre, Hijo y Espíritu Santo) que son consustanciales y coeternas, el islam interpreta esta doctrina como una violación del monoteísmo estricto. El Corán aborda directamente esta cuestión en la Sura 5:73: «No creen, en realidad, quienes dicen: ‘Alá es el tercero de tres.’ No hay más dios que un Dios Uno».

Para los musulmanes, la Trinidad implica inevitablemente una forma de politeísmo (aunque los cristianos nieguen esto enfáticamente), porque sugiere división o multiplicidad en la naturaleza de Dios. El Centro de Estudios Islámicos de Oxford señala que esta diferencia no es meramente semántica sino que refleja concepciones fundamentalmente distintas sobre cómo Dios se relaciona con la creación y cómo los seres humanos pueden conocerlo.


Jesús en el Corán: Profeta Venerado pero Humano

Jesús en el Corán: Profeta Venerado pero Humano

Contrario a lo que muchos piensan, el islam tiene un profundo respeto por Jesús, a quien el Corán menciona con el nombre árabe Isa.

De hecho, Jesús aparece en el Corán más frecuentemente que el profeta Mahoma, con 25 menciones directas y numerosas referencias indirectas. Sin embargo, la naturaleza y el rol que el islam atribuye a Jesús difieren sustancialmente de la cristología cristiana.

El Nacimiento Milagroso y la Virgen María

El Corán confirma el nacimiento virginal de Jesús, dedicando un capítulo entero (Sura 19, Maryam) a la historia de María y el nacimiento milagroso de su hijo. En la Sura 3:45-47, encontramos: «Cuando los ángeles dijeron: ‘¡Maryam! Alá te anuncia la buena nueva de una Palabra que procede de Él. Su nombre es el Ungido, Jesús, hijo de Maryam, considerado en la vida de acá y en la otra y será de los allegados'».

María (Maryam en árabe) ocupa un lugar excepcional en el islam, siendo la única mujer mencionada por su nombre en el Corán. El texto islámico la presenta como una mujer de pureza ejemplar, elegida por Dios para un propósito extraordinario. Sin embargo, aunque el nacimiento de Jesús es reconocido como un milagro divino, esto no implica su divinidad.

Para los musulmanes, según el Instituto de Estudios Islámicos de Londres, este milagro demuestra el poder de Dios para crear sin intermediarios, similar a la creación de Adán sin padre ni madre, no que Jesús compartiera la naturaleza divina.

Los Milagros de Jesús: Señales de Dios, No de Divinidad

El Corán reconoce varios milagros realizados por Jesús, pero siempre con la aclaración crucial de que estos fueron realizados «con el permiso de Alá». La Sura 5:110 enumera algunos de estos prodigios: «Cuando Alá diga: ‘¡Jesús, hijo de Maryam! Recuerda Mi gracia, que os dispensé a ti y a tu madre cuando te fortalecí con el Espíritu Santo y hablaste a la gente en la cuna y de adulto, cuando te enseñé la Escritura, la Sabiduría, la Tora y el Evangelio. Y cuando creaste de arcilla a modo de pájaros con Mi permiso, y soplaste en ellos y, con Mi permiso, se convirtieron en pájaros. Y curaste al ciego de nacimiento y al leproso con Mi permiso. Y cuando resucitaste a los muertos con Mi permiso'».

Esta narrativa establece claramente que los milagros de Jesús no provenían de su propia naturaleza divina, sino que eran manifestaciones del poder de Dios obrando a través de su profeta. Para el islam, muchos profetas realizaron milagros similares, como cuando Moisés dividió el Mar Rojo o cuando Elías resucitó muertos, según se menciona tanto en la Biblia (1 Reyes 17:17-24) como en las tradiciones islámicas. Estos milagros son vistos como credenciales proféticas, no como pruebas de divinidad.

El Mensaje de Jesús Según el Islam

Para los musulmanes, el mensaje central de Jesús fue el mismo que el de todos los profetas anteriores: la adoración exclusiva del Dios único y la sumisión a su voluntad. El Corán presenta a Jesús declarando en la Sura 19:36: «Alá es mi Señor y Señor vuestro. ¡Servidle, pues! Esta es una vía recta». Esta declaración refleja el mensaje fundamental islámico de que todos los profetas, desde Adán hasta Mahoma, predicaron el mismo monoteísmo puro.

Según los eruditos islámicos, Jesús trajo el Injil (Evangelio) como una confirmación de la Tora y una guía para los Hijos de Israel. Sin embargo, el islam sostiene que las escrituras cristianas actuales han sido alteradas con el tiempo, incorporando doctrinas como la Trinidad y la filiación divina de Jesús que no formaban parte de su mensaje original. Esta perspectiva explica por qué los musulmanes aceptan a Jesús como profeta pero rechazan muchas de las enseñanzas cristianas sobre su persona.

La Crucifixión: Una Diferencia Histórica Fundamental

La Crucifixión: Una Diferencia Histórica Fundamental

Uno de los puntos más controvertidos entre el islam y el cristianismo concierne al evento central de la fe cristiana: la crucifixión y muerte de Jesús.

Mientras que para los cristianos la cruz representa el sacrificio redentor de Cristo por los pecados de la humanidad, el islam presenta una narrativa significativamente diferente que ha generado siglos de debate teológico.

La Perspectiva Coránica sobre la Crucifixión

El Corán aborda directamente la crucifixión en la Sura 4:157-158, un pasaje que ha sido objeto de incontables interpretaciones: «Y por haber dicho: ‘Hemos dado muerte al Ungido, Jesús, hijo de Maryam, el enviado de Alá’, siendo así que no le mataron ni le crucificaron, sino que les pareció así. Los que discrepan acerca de él, dudan. No tienen conocimiento de él, no siguen más que conjeturas. Pero, ciertamente no le mataron, sino que Alá lo elevó a Sí. Alá es poderoso, sabio».

Este pasaje ha generado diversas interpretaciones entre los eruditos islámicos a lo largo de la historia. La interpretación más extendida sostiene que Jesús no murió en la cruz, sino que fue elevado vivo al cielo por Dios, y que otra persona (posiblemente Judas o un voluntario) fue transformada para parecerse a Jesús y fue crucificada en su lugar. Esta teoría de la «sustitución» protege tanto la honor de Jesús como profeta como el poder de Dios para proteger a sus mensajeros.

Implicaciones Teológicas del Rechazo de la Crucifixión

El rechazo islámico de la crucifixión de Jesús tiene profundas ramificaciones teológicas que van más allá del evento histórico mismo. Para el cristianismo, la muerte de Cristo en la cruz es absolutamente central: es el acto redentor que reconcilia a la humanidad con Dios, como lo expresa Pablo en Romanos 5:8: «Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros».

El islam, sin embargo, opera bajo un paradigma teológico completamente diferente respecto a la salvación y el pecado. No existe el concepto del pecado original que requiera un sacrificio expiatorio.

Según la doctrina islámica, cada persona nace en estado de pureza (fitrah) y es responsable únicamente de sus propios actos. La salvación se obtiene mediante la fe sincera en Dios, las buenas obras y el arrepentimiento directo a Alá, sin necesidad de intermediarios o sacrificios vicarios.

El Centro de Estudios del Medio Oriente de Harvard señala que esta diferencia refleja concepciones distintas sobre la justicia divina: mientras que el cristianismo enfatiza la gracia y el amor de Dios manifestado en el sacrificio de Cristo, el islam enfatiza la misericordia directa de Dios y su justicia perfecta que no requiere el derramamiento de sangre inocente para perdonar pecados.

¿Por Qué el Islam Rechaza la Filiación Divina de Jesús?

¿Por Qué el Islam Rechaza la Filiación Divina de Jesús?

Más allá del principio del Tawhid, existen razones específicas y articuladas por las cuales el islam rechaza categóricamente la idea de que Jesús sea el Hijo de Dios. Estas objeciones se fundamentan tanto en argumentos teológicos como en la lógica interna de la revelación coránica.

Argumentos Coránicos Contra la Filiación Divina

El Corán dedica numerosos versículos a refutar explícitamente la doctrina de la filiación divina de Jesús. La Sura 19:88-93 presenta uno de los rechazos más vehementes: «Dicen: ‘El Compasivo ha adoptado un hijo.’ Habéis cometido algo horrendo. Poco falta para que los cielos se hiendan, la tierra se abra, las montañas caigan desplomadas, por haber atribuido un hijo al Compasivo, siendo así que no le está bien al Compasivo adoptar un hijo. No hay nadie en los cielos ni en la tierra que no venga al Compasivo como siervo».

Esta reacción tan intensa refleja la importancia suprema que el islam otorga a la trascendencia absoluta de Dios. Atribuirle descendencia a Dios es visto como una limitación antropomórfica que reduce lo infinito a lo finito, lo eterno a lo temporal.

Según los eruditos islámicos, la procreación implica necesidad, cambio y similitud con las criaturas, todas características incompatibles con la perfección divina absoluta.

La Lógica de la Trascendencia Divina

Los teólogos musulmanes han desarrollado argumentos lógicos para explicar por qué la filiación divina es imposible. El concepto de «hijo» en el sentido biológico implica:

  • Necesidad y carencia: Un ser que procrea lo hace por necesidad, ya sea para perpetuar su especie o por deseo. Dios, siendo absolutamente autosuficiente (As-Samad), no tiene necesidades ni carencias.
  • Similitud de naturaleza: Un hijo comparte la naturaleza de su padre. Si Jesús fuera verdaderamente hijo de Dios en sentido literal, compartirían la misma esencia divina, lo que implicaría la existencia de dos dioses, contradiciendo el monoteísmo absoluto.
  • Temporalidad: La relación padre-hijo implica que el padre existió antes que el hijo. Esto crearía una contradicción con la doctrina cristiana de que Cristo es coeterno con el Padre.
  • Corporeidad: La procreación biológica requiere un cuerpo físico. Atribuir esto a Dios es considerado una forma inaceptable de antropomorfismo en el islam.

El filósofo y teólogo musulmán medieval Al-Ghazali argumentaba que incluso usar el término «hijo» metafóricamente para describir la relación entre Dios y Jesús es problemático, ya que las metáforas siempre conllevan el peligro de ser malinterpretadas literalmente, especialmente por las generaciones futuras.

La Respuesta Islámica al Lenguaje Cristiano de «Hijo de Dios»

Cuando los cristianos explican que «Hijo de Dios» no debe entenderse biológicamente sino como una expresión de la relación especial entre Jesús y Dios, los teólogos musulmanes responden que este tipo de lenguaje, aunque pretenda ser metafórico, inevitablemente conduce a confusión y error.

El Corán sugiere que es más apropiado y preciso llamar a Jesús «siervo de Alá» (Abd Allah) o «mensajero de Alá» (Rasul Allah), términos que honran su posición especial sin comprometer el monoteísmo estricto.

La Sura 43:59 afirma: «Jesús es, ante Alá, semejante a Adán, a quien creó de tierra y a quien dijo: ‘¡Sé!’ y fue». Esta comparación es significativa: así como nadie consideraría a Adán divino por haber sido creado directamente por Dios sin padres, tampoco debería considerarse divino a Jesús por haber nacido sin padre. Ambos son creaciones directas de Dios, pero siguen siendo completamente humanos.

El Contexto Histórico del Surgimiento del Islam

El Contexto Histórico del Surgimiento del Islam

Para comprender completamente por qué el islam adopta su posición respecto a Jesús, es esencial examinar el contexto histórico y religioso en el que surgió esta fe en el siglo VII de nuestra era. El islam no emergió en un vacío, sino en un ambiente complejo donde interactuaban múltiples tradiciones religiosas.

El Paisaje Religioso de la Arabia del Siglo VII

Cuando el profeta Mahoma comenzó a predicar en La Meca alrededor del año 610 d.C., la Península Arábiga era un mosaico religioso fascinante. Según los estudios de la Universidad de Cambridge sobre el islam temprano, la región albergaba:

  • Politeísmo árabe tradicional: La mayoría de los árabes adoraban múltiples deidades en la Kaaba de La Meca, que contenía 360 ídolos representando diferentes dioses tribales.
  • Comunidades judías establecidas: Especialmente en Medina (entonces llamada Yathrib) y otras áreas de Arabia, que mantenían sus tradiciones monoteístas.
  • Comunidades cristianas diversas: Incluyendo cristianos ortodoxos, nestorianos, monofisitas y otras sectas, algunas de las cuales tenían interpretaciones no trinitarias de la naturaleza de Cristo.
  • Hanifes: Individuos que rechazaban el politeísmo y buscaban el monoteísmo puro, aunque no se afiliaban necesariamente al judaísmo o cristianismo.

Este contexto es crucial porque el mensaje central del islam, el Tawhid, se presentó como una purificación y restauración del monoteísmo original que se consideraba había sido distorsionado tanto por el politeísmo árabe como por las innovaciones doctrinales en el cristianismo y, en menor medida, el judaísmo.

El Diálogo y el Conflicto con las Comunidades Cristianas

El Corán refleja un conocimiento considerable de las doctrinas cristianas de su época, aunque los eruditos debaten sobre cuáles tradiciones cristianas específicas influenciaron el texto coránico. El historiador Fred Donner de la Universidad de Chicago sugiere que las interacciones de Mahoma con cristianos árabes, especialmente en las rutas comerciales hacia Siria, proporcionaron exposición directa a diversas creencias cristianas.

El Corán menciona explícitamente debates con cristianos sobre la naturaleza de Jesús. La Sura 3:59-61 presenta lo que parece ser una respuesta a los argumentos cristianos: «Para Alá, Jesús es semejante a Adán, a quien creó de tierra y a quien dijo: ‘¡Sé!’ y fue. La Verdad procede de tu Señor. ¡No seas, pues, de los que dudan! A quienes disputan contigo acerca de él, después de haber sabido tú lo que has sabido, diles: ‘¡Venid! Convoquemos a nuestros hijos varones y a los vuestros, a nuestras mujeres y a las vuestras, a nosotros mismos y a vosotros mismos. Execremos y atraigamos la maldición de Alá sobre los mentirosos'».

Este pasaje sugiere que hubo debates teológicos activos entre los primeros musulmanes y las comunidades cristianas, especialmente sobre la naturaleza de Jesús. El islam se posicionó como una corrección de lo que consideraba desviaciones del mensaje monoteísta original.

Construyendo Puentes: Respeto Mutuo y Diálogo Interreligioso

Construyendo Puentes: Respeto Mutuo y Diálogo Interreligioso

A pesar de las diferencias teológicas fundamentales entre el islam y el cristianismo respecto a la naturaleza de Jesús, existe un terreno común significativo que puede servir como base para el respeto mutuo y el diálogo constructivo. En un mundo donde las tensiones religiosas a menudo dominan los titulares, es más importante que nunca reconocer estas conexiones.

Valores Compartidos y Respeto Mutuo

Tanto el islam como el cristianismo comparten creencias fundamentales que pueden unir a los creyentes:

  • Monoteísmo: Aunque interpretado diferentemente, ambas religiones adoran al mismo Dios único, Creador del universo.
  • Reverencia por Jesús: Ambas tradiciones reconocen a Jesús como una figura central y ejemplar, aunque difieran en su naturaleza exacta.
  • Énfasis en la justicia, misericordia y compasión: Los valores éticos centrales son notablemente similares en ambas religiones.
  • Compromiso con la oración y la vida espiritual: Ambas tradiciones valoran la devoción, la oración y la búsqueda de cercanía con Dios.

El Consejo Mundial de Iglesias y organizaciones islámicas como la Sociedad Islámica de América del Norte han trabajado juntos en iniciativas de diálogo interreligioso que reconocen estas similitudes mientras respetan honestamente las diferencias.

La Importancia de la Comprensión Informada

Una de las mayores barreras para la convivencia pacífica entre musulmanes y cristianos es la ignorancia mutua. Muchos cristianos desconocen que los musulmanes veneran a Jesús, mientras que muchos musulmanes no comprenden que los cristianos, a pesar de creer en la Trinidad, se consideran monoteístas estrictos. La educación y el diálogo informado son esenciales para superar estereotipos y construir respeto mutuo.

Como afirma la Declaración Nostra Aetate del Concilio Vaticano II: «La Iglesia mira también con aprecio a los musulmanes que adoran al único Dios, viviente y subsistente, misericordioso y todo poderoso, Creador del cielo y de la tierra». Esta declaración reconoce oficialmente el terreno común entre las dos tradiciones.

Enfocándose en la Esencia Espiritual

Más allá de las diferencias doctrinales, tanto el islam como el cristianismo llaman a sus seguidores a vivir vidas de integridad, compasión y servicio. El mensaje de amor al prójimo que Jesús predicó según los Evangelios (Mateo 22:39) encuentra eco en las enseñanzas del Corán sobre la justicia y la misericordia. La Sura 5:8 instruye: «¡Creyentes! Sed íntegros ante Alá cuando depongáis con equidad. Que el odio a una gente no os incite a obrar injustamente. ¡Sed justos! Esto es lo más próximo al temor de Alá».

Cuando cristianos y musulmanes se concentran en vivir estos valores compartidos, las diferencias teológicas, aunque importantes, no tienen por qué convertirse en barreras insuperables para la cooperación y el respeto mutuo. El reconocimiento de nuestra humanidad común y nuestra búsqueda compartida de lo divino puede crear puentes poderosos entre nuestras comunidades.

Conclusión

Las diferencias entre el islam y el cristianismo respecto a la naturaleza de Jesús no son superficiales ni simplemente el resultado de malentendidos históricos. Representan divergencias teológicas profundas que reflejan concepciones fundamentalmente distintas sobre la naturaleza de Dios, la salvación y la relación entre lo divino y lo humano.

Los musulmanes rechazan la filiación divina de Jesús no por falta de respeto hacia él, sino precisamente porque su compromiso con el monoteísmo absoluto (Tawhid) no permite atribuir cualidades o relaciones divinas a ningún ser creado, sin importar cuán exaltado sea.

Sin embargo, esta diferencia doctrinal no debe convertirse en una barrera para el respeto mutuo y el diálogo constructivo. Tanto cristianos como musulmanes pueden reconocer que ambos buscan honrar al Dios único y vivir vidas de integridad, justicia y compasión. En un mundo cada vez más interconectado, la comprensión informada de las creencias del otro no es solo una virtud académica, sino una necesidad práctica para la convivencia pacífica.

La clave para avanzar no está en minimizar nuestras diferencias o pretender que no existen, sino en reconocerlas con honestidad mientras simultáneamente celebramos nuestros valores compartidos.

Cuando cristianos y musulmanes pueden discutir respetuosamente sobre Jesús, reconociendo que ambos lo veneran aunque de maneras diferentes, se abren caminos para un diálogo genuino que enriquece a ambas comunidades y contribuye a un mundo más comprensivo y pacífico.

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