
Publicado en octubre 16, 2025, última actualización en octubre 24, 2025.
¿Alguna vez has leído la Biblia y sentido que las palabras simplemente pasaban por tu mente sin realmente penetrar tu corazón? ¿O quizás has deseado un encuentro más profundo con Dios a través de las Escrituras, pero no sabes cómo? La Lectio Divina (que significa «Lectura Divina» en latín) es una práctica antigua que puede transformar completamente tu experiencia con la Palabra de Dios.
La Lectio Divina es la lectura de la Sagrada Escritura de un modo no académico, sino espiritual, lo que nos permitirá conocer a Jesús de un modo cada vez más personal, escuchándolo, viviendo con él, estando con él, siendo sus amigos. La Lectio divina transforma nuestra lectura de las Escrituras en una audiencia privada con el Dios vivo que viene a nosotros con amor y nos habla en las páginas de los textos sagrados.
Esta no es una técnica complicada reservada para monjes o teólogos. Es un camino accesible y profundo que cualquier cristiano puede recorrer, sin importar su nivel de conocimiento bíblico o experiencia espiritual. En esta guía práctica, te llevaré paso a paso por todo lo que necesitas saber para comenzar hoy mismo.
Puntos Clave
- La Lectio Divina es un encuentro personal con Dios a través de Su Palabra, no un estudio académico de la Biblia.
- Se compone de cuatro pasos clásicos: Lectio (lectura), Meditatio (meditación), Oratio (oración) y Contemplatio (contemplación).
- Solo necesitas 15-30 minutos y una Biblia para comenzar esta práctica transformadora.
- Es diferente de la lectura devocional normal porque involucra leer con atención profunda, rumiar el texto y dialogar con Dios.
- Los frutos de esta práctica incluyen mayor intimidad con Dios, transformación del corazón y comprensión más profunda de las Escrituras.
- Cualquier cristiano puede practicarla, sin necesidad de formación teológica o experiencia previa en meditación.
¿Qué Es la Lectio Divina? Origen y Significado

Antes de sumergirnos en la práctica, es importante entender qué es y de dónde viene esta poderosa forma de orar.
Un Tesoro de Casi 2,000 Años
La lectura orante de la Sagrada Escritura nació con Orígenes (185-254), un teólogo que insistía que para leer la Biblia con provecho hay que hacerlo con atención, constancia y oración. Al darle el nombre de Lectio divina o «lectura de Dios» indicaba que al leer la Biblia no leemos un texto, sino que leemos la presencia activa de Dios en la historia de la humanidad.
Con el tiempo se convirtió en la columna vertebral de la espiritualidad de los monjes, en unión con la liturgia y el trabajo manual. En el siglo XII, un monje cartujo de nombre Guido (Guigo II), la describió como una escalera de cuatro peldaños espirituales, por los que los monjes llegaban al cielo: (1) lectura, (2) meditación, (3) oración y (4) contemplación.
Más Que Simplemente Leer
El término Lectio Divina describe mucho más que simplemente leer la Biblia. Es un método de oración contemplativa, una puerta a una relación íntima con Dios a través de su Palabra. Al practicarla, nos sumergimos profundamente en el texto sagrado, no con el propósito de estudiar o analizar, sino de escuchar y dialogar.
La diferencia fundamental es esta: cuando estudiamos la Biblia, nosotros examinamos el texto. Cuando practicamos Lectio Divina, el texto nos examina a nosotros. Se trata de un encuentro con el Dios vivo. Jesús vive en los textos sagrados. Dios está hablándoles a ustedes, personalmente.
Un Resurgimiento Moderno
Aunque la Lectio Divina casi se perdió durante varios siglos, el Concilio Vaticano II la recomendó al público general y su importancia fue afirmada por el Papa Benedicto XVI al inicio del siglo XXI. Hoy en día, cristianos de todas las denominaciones están redescubriendo esta práctica milenaria.
Preparándote Para la Lectio Divina

Antes de comenzar los cuatro pasos, es esencial crear las condiciones adecuadas para este encuentro con Dios.
Escoge el Lugar Adecuado
Escoger el lugar y el momento adecuados, en los que puedas tener tranquilidad y tiempo para encontrarte con el Señor en su Palabra. Busca un espacio donde:
- Tengas privacidad y no serás interrumpido
- Haya silencio o al menos ruido mínimo
- Te sientas cómodo pero alerta (no tan cómodo que te duermas)
- Puedas enfocarte sin distracciones visuales constantes
Determina el Tiempo
¿Cuánto tiempo necesitas? Para principiantes, 15-20 minutos es suficiente. A medida que te familiarices con la práctica, puedes extender a 30-45 minutos o más.
¿Cuándo practicarla? Escoge un momento del día cuando:
- Tu mente esté relativamente fresca (muchos prefieren la mañana)
- No tengas prisa por ir a otro compromiso
- Puedas crear una rutina consistente
Reúne los Materiales Necesarios
Esenciales:
- Una Biblia (preferiblemente física, no digital, para evitar distracciones)
- Un lugar cómodo para sentarte
Opcionales pero útiles:
- Un cuaderno o diario para anotar reflexiones
- Una vela para crear ambiente de oración
- Un reloj o temporizador (silencioso) si necesitas límite de tiempo
Prepara Tu Corazón
Invocar al Espíritu Santo con palabras como éstas: Ven, Espíritu Santo, ilumina mi mente, abre mi corazón. Antes de comenzar a leer:
- Respira profundamente varias veces para calmar tu mente
- Reconoce la presencia de Dios: Él está aquí, esperándote
- Pide ayuda al Espíritu Santo para comprender lo que leerás
- Suelta las preocupaciones del día que puedan distraerte
Oración sugerida:
«Espíritu Santo, abre mis ojos para ver, mis oídos para oír y mi corazón para recibir lo que Tú quieres decirme hoy a través de Tu Palabra. Que no sea yo quien busque, sino Tú quien me encuentres. Amén.»
Selecciona Tu Pasaje Bíblico
La lectio divina es la lectura en oración de las Sagradas Escrituras. Se puede realizar a partir de cualquier pasaje del Nuevo o del Antiguo Testamento.
Opciones para principiantes:
- El Evangelio del día (muchas apps o sitios web lo ofrecen)
- Los Salmos (especialmente Salmo 23, 103, 139, 145)
- Evangelios (comienza con Marcos o Juan)
- Epístolas pastorales (como Efesios o Filipenses)
¿Cuánto leer? Para hacerlo más fácil, un pasaje corto funciona bien, aproximadamente 5-15 versículos. No te preocupes por «cubrir mucho terreno»; la profundidad importa más que la cantidad.
Los Cuatro Pasos de la Lectio Divina (Explicación Detallada)

Ahora llegamos al corazón de la práctica. Los cuatro pasos clásicos forman una escalera espiritual que nos eleva hacia el encuentro con Dios.
LECTIO (Lectura) – «¿Qué dice el texto?»
Tiempo sugerido: 5-7 minutos
¿Qué es?
Este primer paso consiste en leer un pasaje de la Biblia. Sin embargo, no es para leerlo como se leería un artículo de periódico, rápidamente para hacerse una idea general. La lectio es una fase de lectura lenta y tranquila en la que hay que escuchar cada palabra, escuchar plenamente la palabra de Dios.
¿Cómo hacerlo?
- Primera lectura (lectura general): Empiecen a leer despacio el texto del Evangelio. Léanlo una y otra vez. Y conforme van leyendo, fíjense en los detalles. ¿Qué está pasando? ¿Quiénes son los personajes principales?
- Segunda lectura (lectura atenta): Deténganse en las palabras o en las frases que les llamen la atención. Presten especial atención a lo que Jesús está diciendo y haciendo.
- Observa los detalles:
- ¿Quiénes son los personajes?
- ¿Dónde ocurre la escena?
- ¿Qué emociones están presentes?
- ¿Qué acciones se describen?
- ¿Hay alguna palabra o frase que se repite?
Si una palabra o una expresión nos llama, repitámosla, dejemos que nos impregne. Podemos intentar recordar un pasaje y «rumiarlo» durante el día.
Pregunta clave: «¿Qué dice realmente este texto?»
Ejemplo práctico con Juan 15:5: «Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.»
En la Lectio, notas:
- Jesús usa una metáfora agrícola (vid y pámpanos)
- Hay una condición: «el que permanece»
- Hay una promesa: «lleva mucho fruto»
- Hay una advertencia: «separados de mí nada podéis hacer»
- La palabra «permanece» parece importante
MEDITATIO (Meditación) – «¿Qué me dice el texto a MÍ?»
Tiempo sugerido: 5-7 minutos
¿Qué es?
Hacer una breve reflexión sobre el texto leído. La lectura hecha, ¿qué me dice a mí, personalmente? ¿Qué me sugiere? Mirar la escena y nuestra propia vida.
¿Cómo hacerlo?
La meditación cristiana no es vaciar la mente, sino llenarla con la Palabra de Dios y «rumiarla» como las vacas rumian su alimento, extrayendo todo el nutriente espiritual posible.
- Preguntas para meditar: ¿Hay aquí una promesa para ustedes? ¿Una orden? ¿Una advertencia? ¿Cómo se aplica este texto a la situación que están ustedes viviendo en este momento?
- Conexiones personales: Casi siempre uno puede relacionarlo con algún suceso o experiencia de su vida. Por ejemplo, ¿ha habido situaciones o lugares en los que uno se ha sentido llamado a actuar de cierta manera?
Técnicas útiles:
- Imagínate dentro de la escena: Si es una narración, ¿dónde estarías? ¿Qué verías, olerías, escucharías?
- Identifícate con un personaje: ¿Con quién te identificas más en esta historia?
- Busca el contraste: ¿En qué áreas de tu vida estás viviendo lo opuesto a lo que el texto enseña?
- Pregunta «¿Y qué?»: ¿Qué diferencia hace esta verdad para mi vida hoy?
Cuidar de no atribuir a Dios lo que es cuestión nuestra. San Juan de la Cruz advertía que muchas veces justificamos lo que queremos diciendo: «Dijo mi Dios, respondió mi Dios». Y no será así, sino que las más veces ellos mismos se lo dicen a sí mismos.
Pregunta clave: «¿Qué me está diciendo Dios a través de estas palabras?»
Ejemplo continuando con Juan 15:5: Meditas:
- «¿Cómo es mi conexión con Jesús en este momento?»
- «¿En qué áreas estoy tratando de producir fruto por mi propio esfuerzo?»
- «¿Qué significa ‘permanecer’ prácticamente?»
- Recuerdas momentos cuando intentaste algo sin orar primero
- Reconoces tu necesidad de depender de Él diariamente
ORATIO (Oración) – «¿Qué le digo a Dios?»
Tiempo sugerido: 5-7 minutos
¿Qué es?
Desde el texto leído y meditado, Palabra de Dios, ¿qué le decimos ahora al Señor? Oramos, dialogamos y entramos en conversación personal con el Señor.
¿Cómo hacerlo?
Este es el momento de responder a Dios. Ya has escuchado lo que Él te ha dicho; ahora es tu turno de hablar.
Tipos de respuesta en oración:
- Acción de gracias: «Señor, gracias por…»
- Confesión: «Padre, reconozco que…»
- Petición: «Dios, necesito tu ayuda para…»
- Intercesión: «Señor, ayuda a [nombre] con…»
- Alabanza: «Te alabo porque…»
- Consagración: «Me entrego a Ti en…»
Formas de orar:
- Con palabras: Habla con Dios como con un amigo cercano
- Con lágrimas: A veces las emociones son la oración más honesta
- Con silencio: Simplemente estar presente ante Él
- Con el cuerpo: Arrodillarse, levantar las manos, postrarse
La clave es la honestidad. Dios ya conoce tu corazón; no necesitas palabras religiosas elegantes.
Pregunta clave: «¿Qué necesito decirle a Dios en respuesta a lo que he leído?»
Ejemplo continuando con Juan 15:5: Oras:
- «Señor, reconozco que he estado tratando de hacer las cosas con mis propias fuerzas»
- «Perdóname por las veces que me olvido de Ti en mi día»
- «Ayúdame a permanecer conectado a Ti, como el pámpano a la vid»
- «Enséñame qué significa depender de Ti en mi trabajo, en mis relaciones…»
- «Gracias porque prometes que si permanezco en Ti, llevaré fruto»
CONTEMPLATIO (Contemplación) – «¿Qué me transforma?»
Tiempo sugerido: 5-10 minutos (o más si el tiempo permite)
¿Qué es?
¡Quiero identificarme contigo, Señor! Contemplo a Jesús. En la contemplación, somos como niños que buscan conocer la manera de pensar y la voluntad del Padre que nos ama. Con nuestra mente tranquila, descansa la presencia de su mirada. «Yo lo miro y Él me mira».
¿Cómo hacerlo?
La contemplación es el paso más difícil de explicar porque es más una experiencia que una técnica. Es simplemente descansar en la presencia de Dios, sin agenda, sin palabras necesarias, solo estar con Él.
Lo que NO es contemplación:
- No es forzar experiencias místicas
- No es vaciar la mente de todo pensamiento
- No es dormirse (aunque el cansancio es comprensible)
- No es «hacer» nada más
Lo que SÍ es contemplación:
- Silencio amoroso ante Dios
- Apertura a lo que Él quiera hacer en tu corazón
- Descanso en Su presencia, como un niño en brazos de su padre
- Recibir Su amor, paz, fortaleza
Cómo practicarlo:
- Después de orar, simplemente quédate quieto
- Si vienen pensamientos, déjalos pasar como nubes
- Si tu mente divaga, vuelve suavemente a una palabra o frase del texto
- Saborea la presencia de Dios
- Permite que Él trabaje en las profundidades de tu ser
Uno puede leer y luego quedarse meditando sobre una idea, una sola palabra o una frase que uno escoge del pasaje leído. De esta manera uno puede «saborear» el texto.
No te frustres si:
- Te distraes constantemente (es normal, vuelve gentilmente)
- No «sientes» nada especial (Dios obra más allá de sentimientos)
- Te quedas dormido (quizás necesitas descanso físico)
Pregunta clave: «¿Qué quiere hacer Dios en mí a través de este encuentro?»
Ejemplo continuando con Juan 15:5: Contemplas:
- Simplemente repites suavemente: «Permanece en mí…»
- Imaginas ser un pámpano conectado a Cristo
- Descansas en el conocimiento de que Él es tu fuente de vida
- Permites que Su paz penetre profundamente
- Confías en que Él producirá fruto en ti
PASO ADICIONAL: ACTIO (Acción) – «¿Qué debo hacer?»
Algunos agregan un quinto paso opcional:
¿Qué debo hacer yo? ¿Qué quieres, Señor de mí? ¿A qué me compromete el mensaje de fe que hemos visto en este relato?
En esta fase la lectio divina nos lleva a tomar resoluciones y a comprometernos para la acción.
Pregunta: «¿Qué acción concreta tomaré hoy basándome en lo que Dios me ha mostrado?»
Puede ser algo simple:
- Llamar a alguien para pedir perdón
- Ser más paciente con un hijo hoy
- Orar por alguien específico
- Cambiar una actitud o hábito
Errores Comunes y Cómo Evitarlos

Conocer los obstáculos comunes te ayudará a evitarlos desde el principio.
Leer Demasiado Rápido o Demasiado
- El problema: Tratar la Lectio Divina como lectura devocional normal, cubriendo grandes porciones de texto rápidamente.
- La solución: Recuerda que menos es más. Es mejor meditar profundamente en 5 versículos que leer superficialmente 5 capítulos.
Convertirla en Estudio Bíblico
- El problema: Enfocarse demasiado en análisis académico, contexto histórico, idiomas originales, etc.
- La solución: Aunque el contexto es útil, la Lectio Divina es principalmente relacional, no académica. Pregúntate: «¿Qué me está diciendo Dios?» no «¿Qué significa esta palabra en griego?»
Forzar Experiencias Espectaculares
- El problema: Esperar experiencias místicas profundas cada vez y frustrarse cuando no ocurren.
- La solución: La mayoría de los encuentros con Dios son sutiles. La fidelidad importa más que los sentimientos. Confía en que Dios está obrando incluso cuando no lo «sientes».
Saltarse la Preparación
- El problema: Comenzar a leer sin haber quietado el corazón o invocado al Espíritu Santo.
- La solución: Dedica 2-3 minutos antes de leer para preparar tu corazón. Es como estirar antes de correr: previene lesiones y mejora el rendimiento.
Ser Inconsistente
- El problema: Practicar solo cuando «te sientes inspirado» o tienes tiempo extra.
- La solución: Establece un horario fijo. La disciplina crea el espacio donde ocurren los encuentros con Dios. Como dijo alguien: «La inspiración viene, pero es mejor que te encuentre trabajando.»
Hacer Todo Mental
- El problema: Mantener todo en la cabeza sin escribir nada o expresar en voz alta.
- La solución: Considera llevar un diario de Lectio Divina. Escribir ayuda a procesar y recordar lo que Dios te ha hablado.
Olvidar el Contexto Cuando Es Necesario
- El problema: Leer versículos fuera de contexto es uno de los errores más frecuentes. Cada versículo de la Biblia está insertado en un contexto más amplio.
- La solución: Lee algunos versículos antes y después de tu pasaje seleccionado para entender el flujo del pensamiento.
Consejos Prácticos Para Principiantes

Aquí hay consejos adicionales para hacer tu práctica más efectiva:
Empieza Pequeño y Crece Gradualmente
No intentes hacer 45 minutos de Lectio Divina el primer día. Comienza con 10-15 minutos y aumenta gradualmente. Es mejor ser consistente con sesiones cortas que inconsistente con sesiones largas.
Usa un Cuaderno Dedicado
Lleva un «Diario de Lectio Divina» donde anotes:
- La fecha y el pasaje leído
- Palabras o frases que te impactaron
- Lo que sentiste que Dios te dijo
- Compromisos o acciones que tomaste
Esto te permite ver tu crecimiento espiritual con el tiempo.
Ten Paciencia Contigo Mismo
Los primeros intentos pueden sentirse extraños o difíciles. Esto es completamente normal. Como cualquier habilidad espiritual, mejora con la práctica. Dale al menos 30 días antes de juzgar si «funciona» para ti.
Considera Hacerla en Grupo
Aunque la Lectio Divina es principalmente individual, también se puede practicar en grupo. Cada persona hace los cuatro pasos en silencio, y luego comparten brevemente lo que Dios les habló (sin convertirlo en discusión teológica).
Varía los Pasajes Estratégicamente
Para principiantes:
- Evangelios (especialmente historias de Jesús)
- Salmos
- Proverbios
Con más experiencia:
- Epístolas de Pablo
- Profetas menores
- Libros narrativos (Génesis, Éxodo, Rut, etc.)
Crea un Ambiente Propicio
Algunos elementos opcionales que ayudan:
- Una vela encendida (símbolo de la presencia de Dios)
- Música instrumental suave de fondo (o silencio total)
- Un ícono o cruz para enfocar la vista
- Apagar todos los dispositivos electrónicos
Conecta Con el Año Litúrgico
Si sigues el calendario cristiano, usar las lecturas del día te conecta con millones de otros cristianos meditando los mismos pasajes.
Recursos útiles:
- Apps: Laudate, iBreviary, Magnificat
- Sitios web: USCCB.org, Evangelio del Día
No Te Saltes Ningún Paso
Es tentador pasar rápidamente por Lectio y Meditatio para llegar a Oratio. Pero cada paso tiene su propósito. La escalera funciona porque tiene todos sus peldaños.
Memoriza Frases Clave
Cuando una frase te impacta profundamente, memorízala. Llévala contigo durante el día. Permite que se convierta en tu «palabra» para esa semana o mes.
Busca un Compañero de Responsabilidad
Encuentra a alguien que también quiera practicar Lectio Divina. Pueden enviarse mensajes brevemente compartiendo lo que están aprendiendo (sin presión de reunirse físicamente).
Preguntas Frecuentes

¿Cuánto tiempo debo dedicar a cada paso?
No hay reglas rígidas, pero una distribución equilibrada para 20 minutos sería:
- Preparación: 2-3 min
- Lectio: 5 min
- Meditatio: 5 min
- Oratio: 5 min
- Contemplatio: 3-5 min
Con la práctica, encontrarás tu propio ritmo natural. Algunos días pasarás más tiempo en meditación, otros en oración. Permite que el Espíritu Santo te guíe.
¿Qué hago si me distraigo constantemente?
¡Es completamente normal! Incluso los monjes con décadas de experiencia se distraen. Cuando notes que tu mente divagó:
- No te frustres ni te condenes
- Simplemente reconócelo con gentileza
- Vuelve suavemente al texto o a la presencia de Dios
- Considera la distracción como ejercicio espiritual: cada vez que vuelves, fortaleces tu «músculo» de atención
¿Puedo usar una Biblia digital o app?
Preferiblemente usa una Biblia física para evitar notificaciones y tentaciones de revisar otras cosas. Pero si solo tienes acceso digital, está bien. Pon tu dispositivo en modo avión o «No molestar».
¿Qué pasa si no «siento» nada?
La Lectio Divina no depende de sentimientos. Dios está obrando incluso cuando no lo percibes emocionalmente. La fidelidad a la práctica es lo que importa. Como dijo Madre Teresa: «Dios no nos llama a tener éxito, sino a ser fieles.»
¿Puedo hacer Lectio Divina con pasajes del Antiguo Testamento?
¡Absolutamente! Toda la Escritura es inspirada por Dios. Los Salmos son particularmente ricos para esta práctica. Solo recuerda leer el Antiguo Testamento a través de la lente de Cristo.
¿Es lo mismo que el estudio bíblico?
No. Son complementarios pero diferentes:
- Estudio bíblico: Enfocado en comprender (cabeza)
- Lectio Divina: Enfocado en encontrarse con Dios (corazón)
Ambos son valiosos y se enriquecen mutuamente.
¿Debo hacer Lectio Divina todos los días?
La consistencia es ideal, pero no te conviertas en legalista. Si tu meta es diaria y fallas algunos días, simplemente comienza de nuevo. Gracia, no culpa. Muchos encuentran útil comprometerse a 4-5 días por semana al principio.
¿Puedo combinarla con mi tiempo devocional actual?
Sí. Muchos cristianos reemplazan o complementan su «tiempo devocional» tradicional con Lectio Divina. No necesitas elegir entre uno u otro; encuentra lo que alimenta mejor tu alma.
Un Ejemplo Completo de Lectio Divina

Veamos cómo se vería una sesión completa usando el Salmo 23.
PREPARACIÓN (3 minutos)
Lugar: Sentado en mi silla favorita junto a la ventana, temprano en la mañana.
Respiración: Tres respiraciones profundas, soltando las preocupaciones del día.
Oración de invocación:
«Espíritu Santo, ven. Abre mi corazón para escuchar lo que el Padre quiere decirme hoy. Que no sean mis ideas, sino Tu voz la que escuche. Amén.»
Pasaje elegido: Salmo 23:1-3
LECTIO (5 minutos)
Primera lectura (en voz alta):
«Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.»
Segunda lectura (en silencio, despacio): Noto:
- La palabra «mi» – es personal
- «Nada me faltará» – una promesa absoluta
- «Lugares de delicados pastos» – suena tranquilo, pacífico
- «Aguas de reposo» – no aguas turbulentas
- «Confortará mi alma» – mi alma necesita consuelo
- «Por amor de su nombre» – Él lo hace por quién Él es, no por quien yo soy
Tercera lectura: La frase que más me llama la atención: «En lugares de delicados pastos me hará descansar»
MEDITATIO (5 minutos)
Reflexiono:
- ¿Cuándo fue la última vez que realmente descansé?
- Esta semana he estado corriendo de una cosa a otra
- Me doy cuenta de que he estado tratando de «pastorearme» a mí mismo
- Los «delicados pastos» representan la provisión abundante de Dios
- El verbo es «me HARÁ descansar» – Él toma la iniciativa
- Quizás mi ansiedad viene de no confiar en que Jehová es MI pastor
Me pregunto:
- ¿En qué áreas estoy actuando como si no tuviera pastor?
- ¿Qué significa «nada me faltará» para mi situación financiera actual?
- ¿Cómo se vería «descansar» prácticamente hoy?
Conexión personal: Recuerdo cómo la semana pasada estuve despierto hasta tarde preocupándome por el proyecto del trabajo. Ese no es el descanso que Dios promete. He estado comiendo apurado, sin saborear la comida (los «delicados pastos»).
ORATIO (5 minutos)
Hablo con Dios:
«Padre, reconozco que he estado viviendo como una oveja sin pastor esta semana. He estado ansioso, apurado, tratando de resolver todo por mi propia cuenta.
Perdóname por no confiar en que Tú eres mi Pastor. Perdona mi incredulidad cuando actúo como si las cosas dependieran solo de mí.
Gracias porque prometes que contigo ‘nada me faltará’. Ayúdame a creer esto, especialmente cuando veo mi cuenta bancaria o pienso en el futuro.
Señor, enséñame a descansar. Muéstrame hoy qué significa dejar que Tú me hagas descansar en ‘delicados pastos’.
Ayúdame a confiar en que Tú me guías, incluso cuando el camino no está claro. Tú lo haces ‘por amor de tu nombre’, no porque yo lo merezca.
Te entrego mi ansiedad sobre el trabajo. Te entrego mis preocupaciones financieras. Tú eres mi Pastor. Amén.»
CONTEMPLATIO (7 minutos)
Simplemente estoy:
- En silencio, repito suavemente: «Jehová es mi pastor… nada me faltará»
- Imagino estar acostado en un campo verde y tranquilo
- Siento la presencia pacífica de Dios
- Cuando mi mente va al trabajo, gentilmente regreso: «nada me faltará»
- Descanso en la realidad de que tengo un Pastor bueno
- Permito que Su paz penetre mis preocupaciones
- No fuerce nada, solo estoy presente con Él
(Algunos minutos de silencio simplemente siendo)
ACTIO (2 minutos)
Compromiso concreto: Hoy, cuando sienta ansiedad, haré una pausa y repetiré: «Jehová es mi pastor, nada me faltará.»
Durante el almuerzo, comeré despacio, saboreando (experimentando los «delicados pastos»).
Antes de dormir, daré gracias por una cosa específica que Dios proveyó hoy.
Anoto en mi diario:
- Fecha: [hoy]
- Pasaje: Salmo 23:1-3
- Palabra clave: «descansar»
- Lo que Dios me dijo: «Deja de pastorearte a ti mismo. Confía en Mí.»
- Acción: Pausar cuando esté ansioso y repetir el versículo
Total: Aproximadamente 25 minutos de profunda comunión con Dios.
Llevando la Lectio Divina a lo Largo del Día

La Lectio Divina no termina cuando cierras tu Biblia. Así puedes extender sus frutos:
Lleva Tu Palabra Contigo
Escribe la frase o versículo que te impactó en:
- Una nota en tu teléfono
- Una tarjeta en tu bolsillo
- Un post-it en tu escritorio
- El fondo de pantalla de tu dispositivo
Rumia Durante el Día
Podemos intentar recordar un pasaje y «rumiarlo» durante el día. En momentos de espera (fila, tráfico, sala de espera), repite mentalmente tu palabra o frase.
Aplica en Situaciones Reales
Cuando enfrentes decisiones o desafíos durante el día, pregúntate: «¿Cómo se relaciona esto con lo que Dios me habló esta mañana?»
Comparte con Otros
Si es apropiado, comparte brevemente con alguien lo que Dios te mostró. Esto refuerza el aprendizaje y puede bendecir a otros.
Revisita por la Noche
Antes de dormir, dedica 2-3 minutos a recordar:
- ¿Qué me habló Dios esta mañana?
- ¿Cómo vi Su verdad manifestarse hoy?
- ¿Viví el compromiso que tomé?
Conclusión: Tu Invitación a una Vida Transformada
La Lectio Divina no es simplemente una técnica más de oración o estudio bíblico. Es una invitación a una relación profundamente personal con el Dios vivo que desea hablarte a través de Su Palabra.
No necesitas ser un experto en teología. No necesitas tener todo resuelto espiritualmente. Solo necesitas:
- Una Biblia
- 15-20 minutos
- Un corazón abierto
- La disposición de escuchar
San Agustín dijo: «Al leer la Biblia, Dios te habla. Cuando oras, hablas con Dios.» La Lectio Divina es donde estas dos realidades se encuentran en una danza hermosa de conversación divina.
Tu desafío para los próximos 30 días:
Comprométete a practicar Lectio Divina al menos 4 veces por semana durante un mes. Usa esta guía como referencia cada vez que lo necesites. No busques perfección; busca presencia. No te enfoques en «hacerlo bien»; enfócate en encontrarte con Él.
Al final de los 30 días, reflexiona:
- ¿Cómo ha cambiado mi relación con Dios?
- ¿Cómo leo la Biblia diferente ahora?
- ¿Qué frutos he visto en mi vida?
Una última palabra de ánimo:
Cuando Jesús caminó con los discípulos en el camino a Emaús, «les explicaba en todas las Escrituras lo que de él decían» (Lucas 24:27). Él todavía quiere hacer lo mismo contigo. La Lectio Divina es simplemente crear el espacio donde Él puede acompañarte en tu camino, abrir las Escrituras, y hacer arder tu corazón.
Que cada encuentro con la Palabra te acerque más al Verbo hecho carne, Jesucristo nuestro Señor.
¿Estás listo para comenzar tu primera Lectio Divina?
Cierra este artículo, abre tu Biblia, respira profundo, invoca al Espíritu Santo… y escucha. Él está esperándote en Sus páginas sagradas.
Oración final:
Padre celestial, gracias por el regalo de Tu Palabra. Ayúdame a no solo leerla, sino a encontrarte en ella. Que cada tiempo de Lectio Divina sea un encuentro transformador contigo. Dame constancia cuando sea difícil, hambre cuando esté saciado con otras cosas, y oídos para escuchar Tu voz por encima del ruido del mundo. Que Tu Palabra more abundantemente en mí, produciendo fruto que permanezca para Tu gloria. En el nombre de Jesús, Amén.



